jueves, 29 de abril de 2010

Capitulo 3: Nadie en casa.


Capitulo 3
Nadie en casa

Me desperté con mucho frío. Me dolía todo el cuerpo, pero sobre todo mi cara. Tuve la tentación de quedarme acostada, pero tenía demasiado frío. Ha pasado una semana desde que vinieron Jame y Victoria. Acomodé mi caja en el lugar de siempre y empaqué mis cosas en mi morral. Siempre trató de ignorar el dolor, pero a veces es muy fuerte. Me senté en la orilla de la calle y empecé a controlar mi respiración. No es la primera vez que James y Victoria me golpean, así que ya se que hacer para aminorar el dolor. Lo único que me preocupa es el corte en mi frente, anoche sangró mucho, eso no es normal, ya debería de haberse cerrado. Cuando sentí que el dolor disminuyó un poco, seguí mi camino. Con el dinero que me dio Carmen y con un poco más que me gané limpiando autos, compraré un cajón para bolear zapatos. Por fin eh juntado el dinero para comprarlo, lo había visto desde hace un mes, así que espero que todavía esté. Por que si lo compró, podré trabajar todas las tardes en el parque y estoy segura que con el favor de Dios tendré que comer todos los días.

Camino a la tienda me detuve en la panadería, la señora a veces me regala el pan que le sobró del día anterior.

—Buenos días pequeña Bella— conozco a la Sra. Cope desde mis primeros años en la calle. De ahí tomó la costumbre de decirme pequeña Bella, pues me conoce desde niña.

—Buenos días Sra. Cope.— le respondí alegremente.

—Oh no me digas que James y Victoria te golpearon de nuevo— me preguntó. Todos en la calle me habían visto en las peores condiciones, me parece que esta vez no estoy tan golpeada como otras veces, es mucho peor cuando los dos están drogados.

Yo asentí en respuesta —Pero ya se fueron, James mencionó algo sobre un viaje, así que no me tendré que preocupar por ellos en mucho tiempo.

Me dio una mirada de lástima, yo entiendo que no lo hace con mala intención, pero odio la lástima. —Esperó que todo mejore cariño— me dijo entregándome unas piezas de pan.

—Muchas gracias.— le dije antes de irme. A veces siento que vivo en un mundo muy hipócrita, no es que sea malagradecida, ni quiero que me resuelvan mi vida, pero siempre fui invisible, la gente solo me nota cuando quiere hacer una obra de caridad, como la Sra. Cope, hay veces que no me da pan por que le da vergüenza que me vean los clientes. Y yo lo entiendo, quien quiere comprar comida en una tienda donde entró una indigente sucia, es asqueroso. Pero no es tiempo de quejarme, el mundo es como es y no lo puedo cambiar, lo único que puedo hacer es sobrevivir.

Terminé el pan rápido y fui a comprar a la tienda de cosas usadas. Estaba muy emocionada, hoy tendría como quien dice un trabajo, soñé mucho tiempo con juntar el suficiente dinero para poder comprarlo. Llegué a la tienda, el señor casi me corre en cuanto me vio entrar, pero cuando le enseñé que tenía dinero y quería comprar me dejó entrar. Creo que le dio un poco de pena cuando me vio la cara por que me perdonó los 3 dólares que me faltaban para comprar la *tinta para bolear.

Bueno, ya lo compré, no tengo nada de dinero pero se que pronto tendré. —Hora de trabajar Bella— me dije. Cuando llegué al parque me puse a trabajar de inmediato, me acomodé el cabello, de tal forma que no se me notará mucho el corte de mi frente, cuando vi mi reflejo en el vidrio de la tienda, me sentí un moustro, entendí por que él dueño me corrió en cuanto me vio. Creo que es un poco temprano, por que nada mas había dos personas ahí y ninguna quiso que les limpiara los zapatos. Pero no me desanimó, se que pronto tendré clientes.

Llegó el mediodía y yo solo le limpié los zapatos de dos personas, creo que será mejor que cambié de parque. Tal vez deba de ir al parque que esta cerca de la empresa Cullen, creo que ahí será un buen lugar para trabajar, un día fui y había muchos señores con traje, estoy segura que alguno necesitará una boleada. Esperanzada junté mis cosas y empecé a caminar hacia el parque de la arboleda.
***
Tuve la peor de las noches, no dejé de soñar con la sucia basurera. Pero hoy me encargaré de eso. Tomé mi celular y busqué en la agenda hasta que encontré el número que quería, se lo habría pedido a mi secretaria, pero necesitaba ocuparme de eso ahora.

—Hola Edward— contestó al primer timbre Lauren. —Que bueno que me llamas, no eh dejado de pensar en ti— oh, apuesto que no. Nadie deja de pensar en mí, nunca.

—Buenos días Lauren, me alegra escuchar eso. Solo llamé para decirte que mi secretaria te enviará la dirección donde quiero que nos veamos. A las 10 de la noche. — sabía de antemano que ella estaría mas que encantada en ir.

— ¿En serio? — me preguntó sorprendía, después de todo, no acostumbro llamarles a mis amantes.

—Acaso parece que estoy bromeando— le dije irritado, llevamos mucho tiempo hablando.

—Claro que no— me dijo rápidamente —Te veré ahí y esperaré con ansias ese momento.

—Esta de mas decirte que no me gusta esperar, así que si te retrasas un solo segundo, mejor no vayas— le aclaré, no me gusta que la gente me haga esperar. Mi tiempo vale oro.

—No lo haré— me dijo antes de que le colgará.

Esta noche me aseguraré de no pensar en los ojos de la basurera. Me metí a bañar y pedí mi desayuno en mi cuarto, no tengo ganas de bajar hoy. Me tomé la mayoría de la mañana para hacer ejercicio, necesitaba canalizar mi estrés en algo. Terminé y me fui a la oficina, antes de llegar a la oficina, le dije al chofer que me llevará al parque que esta cerca de mi empresa, me gusta ir ahí para relajarme, me recuerda cuando era pequeño y venía con mi papá. Me senté en mi banco favorito y me puse a leer el periódico, como amo estos pequeños momentos de soledad. Estaba disfrutando de mi lectura, cuando fui interrumpido por una niña.

—Disculpe señor, ¿No quiere que le limpie los zapatos?— me congelé al oír su voz. No puede ser, el destino está contra mí. Bajé el periódico para comprobar, era la basurera. Su cara se llenó de miedo en cuanto me reconoció, lo que mas me molesto de eso, fue que realmente me doliera. ¿Por qué me importa que la basurera me tenga miedo o no? Compórtate Edward, no quieres ser el mismo patán de la vez pasada, mi conciencia me dijo. Antes de que pudiera responderle me dijo apresurada —Lo siento señor, yo no sabía. Perdón por molestarlo.— se disculpó, iba a irse pero la detuve del brazo. Cuando la toqué sentí una electricidad muy rara, mis ojos se posaron en los suyos, fue ahí cuando observé bien su rostro, estaba destruido. ¿Quién la golpeó así? Y por que a pesar de que esta golpeada, me parece tan hermosa. Me quedé callado antes de poder formular una palabra.

—Me parece que mis zapatos están sucios— fue lo primero que se me ocurrió. Creo que la tomó por sorpresa por que se quedó observándome por unos minutos, hasta que aclaré mi garganta.

—Perdón, ¿Quiere que se los limpie?— me preguntó. Yo le dije que si con la cabeza. Ella se quedó parada sin hacer nada. Esto me dio tiempo de observarla bien entendí por que Jasper había sentido tanta compasión por esta niña, estaba vestida con una sudadera negra, sucia y rota. Su pantalón, carecía de tela, sobretodo de las rodillas. Y sus zapatos, se podía observar sus delgados y sucios calcetines. Me imaginó el frío que debe sentir en la noche, su pequeño cuerpo se ve tan indefenso.

Ella estaba esperando que me siente. En cuanto lo hice, colocó mi pie en el cajón y empezó a limpiar con un pequeño trapo, se notaba que había sido cortado de una prenda. ¿Qué demonios estoy haciendo, 5 minutos atrás quería olvidarme de ella para siempre y ahora la dejó que me limpié mis zapatos? Y lo peor es que no me arrepiento. No podía evitar sentirme un poco preocupado por los golpes en su cara, sobre todo el corte que tiene en la frente.

— ¿Qué te sucedió, Bella?— le pregunté, ella levantó sus grandes ojos cafés y me vio con asombro —Me refiero a tu cara, ¿Te caíste?— ella bajó la cabeza antes de responderme y siguió limpiando.

—Hmm…yo…noche estaba… caí del bus— me contestó tartamudeando, parece mentira es una indigente y no sabe mentir. Y yo que injustamente la acusé de ladrona, cuando ni siquiera le puede mentir a un extraño.

—Creo que no sabes mentir, Bella— le dije, ella de nuevo me volteó a ver son sus hermosos ojos, ahora llenos de vergüenza, sus mejillas se pintaron de un hermoso color rosa y no pude evitar quedar atrapado en ellos.
***
— ¿Qué te sucedió, Bella?— me preguntó curioso, no pude evitar verlo confundida y asombrada por su pregunta. No se por que le mentí y le dije que me había caído, pero sin duda su respuesta me tomó por sorpresa. Cuando volteé a responderle no pude evitar quedarme atrapada en sus ojos esmeraldas, son tan hermosos. Pasaron unos minutos antes de que le pudiera responder.

—Es que no les quise dar dinero— le contesté en automático, aún perdida en sus ojos.

— ¿Te intentaron robar?— me dijo ¿enojado? Yo asentí con mi cabeza. — ¿A ti?— me volvió a preguntar.

—Bueno, es que no es que me roben… bueno si me roban— argh ¿Por qué me pone tan nerviosa hablar con él? O en primer lugar ¿Por qué estoy hablando con él? Me acusó de ladrona hace dos días, parece que el destino no me quiere dejar olvidarlo. Él sonrió ante mi respuesta.

—Sabes lo complicado que es leerte— me dijo riendo. Yo sonreí junto con él. No pude evitar sonrojarme cuando me encontraba con esos hermosos ojos verdes. Trabaja, Bella. Me recordé.

— ¿Puedes subir tu otro zapato? Por favor— le pedí. Él lo subió y seguí trabajando, tenía que salir de aquí antes de seguir diciendo más estupideces.

— ¿Ya fuiste a un hospital?— insistió en el tema de mi cara. Yo negué con la cabeza sin levantar mi cabeza, no quería perderme en sus ojos de nuevo. —Deberías ir, el corte en tu frente está infectado. — me dijo.

— ¿Eres doctor?— le devolví la pregunta.

—Soy Edward Cullen— me respondió muy orgulloso. Pero no respondió mi pregunta, un momento ¿Cullen?

— ¿Cómo farmacéuticos Cullen?— le dije.

—Así es— me respondió orgulloso.

—No pensé que él dueño fuera tan joven— me imaginé a alguien mayor.

—Mi abuelo inició la compañía y mi padre y yo lo hemos seguido— me dijo. Por fin terminé de limpiar sus zapatos.

—Bueno, listo. Tus zapatos como nuevos— dije mientras recogía mi cosas.

—Gracias— dijo entregándome un billete de 100 dólares.

—Lo siento, no tengo tanto cambio. Tal vez si me das un billete de 5— se lo devolví.

—No te estoy pidiendo cambio— me dijo sin aceptar el dinero. Yo no podía aceptar 100 dólares por eso, tengo mi dignidad, no me gusta la lástima. Trabajó para ganarme mi dinero. Nunca, nunca en vida eh pedido limosna, prefiero comer todos los días en el basurero a hacerlo. Es lo único que puedo controlar en mi vida.

—Por favor, solo dame un dólar— le supliqué. Él se quedó pensando por un momento, pero después sacó su cartera y me entregó un billete de 5 dólares.

—Quédate con el cambio y no voy a aceptar más devoluciones— me dijo dejando en claro que no había lugar para discusiones.

—Me parece bien, así tendrás 4 boleadas gratis— le dije sonriendo, sabía que había ganado esto.

—De acuerdo, tú ganas está, pero la próxima vez lo haré yo— me dijo riendo. —Tengo que irme, pero te recomiendo que vayas a un hospital. No creo que eso se vea bien. Mi amigo Jasper trabaja en un centro comunitario, creo que ahí se encuentra un dispensario medico.

—Si, me dio su tarjeta — creo que la guardé en mi morral —Gracias, iré a verlo el sábado— le dije y me fui muy confundida. Ese hombre me acusó y me maltrató el sábado y hoy se había portado increíblemente bien, por que eso me hacía sentir tan emocionada. Borré esos pensamientos de mi cabeza y seguí trabajando. Cuando vi que anocheció, decidí que era momento empezar a caminar. No voy a pagar por el bus esta noche mejor compraré una hamburguesa o una pizza. Tengo tanta hambre, que me podría comer una vaca.

Tardé mucho en llegar al puesto de comida, pero al fin lo hice. Ordené una hamburguesa doble, unas papas fritas y una malteada. Lo se, parece que es mi cumpleaños, pero creo que después de lo que sucedió anoche me lo merezco, por lo general ahorro el dinero lo mas que pueda. Pedí para llevar mi comida, hace mucho tiempo que no disfruto una cena en mi puente. Por fin, después de un día muy largo llegué a mi casa. Acomodé mi cobija y me senté a cenar. No puedo dejar de pensar en Edward, en sus hermosos ojos verdes.

—Edward no me puede gustar— me dije a mi misma —Vivimos en mundos aparte— eso sin mencionar que él nunca, nunca sentiría mas que lastima por mi. Creo que lo mejor es que no vuelva a ese parque, tengo que olvidarme de él para siempre. Terminé mi cena al final sin muchas ganas y acomodé mi cama.

A la mañana siguiente mi cabeza dolía demasiado, sé que tengo que ir con un doctor, como dijo Edward. Pero no me quiero arriesgar a encontrarlo ahí, aunque él solo mencionó que Jasper trabaja ahí, nunca dijo que también él. Argh, pero me duele mucho la cabeza, creo que iré y si veo a Edward me esconderé. Si esa es la mejor solución. Pero primero necesito bañarme, no puedo ir así. Recogí como todas las mañanas mis cosas y fue a la gasolinera a bañarme.

Decidí que hoy no trabajaría, me quedaron dos dólares de mi trabajo de ayer, así que con eso compraré comida. Busqué por mucho tiempo el centro comunitario, estaba en el centro de la ciudad. Entré al edificio y había una pequeña mesa que decía recepción.

—Bueno tardes— creo —Estoy buscando a Jasper.— le dije tímidamente.

—Llega a las 2, puedes esperarlo ahí— me respondió señalándome unas sillas. Vi el reloj en la pared, son las 12:45, no es como si tuviera que hacer algo importante, así que solo me senté a esperar a Jasper. Estaba concentrada leyendo mi viejo libro.
— ¿Bella?— escuché a Jasper llamarme.

—Hola, te estaba esperando— le dije sonrojándome.

—Dios, ¿Qué te sucedió?— me preguntó alarmado.

—Me caí— le mentí, esta vez mejor de la que lo hice con Edward —Estaba muy resbaloso el piso. Creo que aún así no me creyó, pero dejó el tema pasar.

—Bien, déjame conseguir un cuarto y vengo por ti— me dijo entrando por unas puertas de vidrio. No se tardó mucho en venir por mí y me llevo a un pequeño cuarto color crema y una cama de consultorio. —¿Por qué no te acuestas Bella?— me dijo amablemente. Yo lo obedecí y me acosté en la cama. Él se puso unos guantes y empezó a revisarme — ¿Hace cuanto te lastimaste?— me preguntó.

—Ayer— le dije.

—Bella…— me respondió.

—Hace una semana— le dije sinceramente. Él suspiró pesadamente.

— ¿Por qué no habías venido antes? Por eso se infecto, sin mencionar que necesitas sutura— me regañó.

—Perdón, es que eh tenido mucho trabajo en esta semana— y no era mentira, lavaba carros todo el día para comprarme mi cajón.

—No pensé verte tan pronto— me dijo serio —Pero es bueno que te vea, te quería dar los datos de un asilo municipal. Es muy bueno, te dan una cama permanente.

— ¿Cama permanente? Auch— sentí un piquete en mi frente.

—Lo siento, es para la sutura— se disculpó. —Así es, te dan una cama permanente, las puertas se cierran a las 7:30. Así que tiene tiempo de trabajar, solo dan una comida al día, pero creo que es mejor que nada. — pensé por un momento antes de contestarle.
—Pero si tienen camas permanentes es muy difícil entrar, ¿no?— no me gusta quedarme en los asilos, una vez me robaron todas mis cosas. Desde esa vez nunca volví a quedarme en uno. Prefiero mi casa debajo del puente.

—Es un poco difícil, pero digamos que hablé con un amigo, así que tendrás una cama— me respondió.

— ¿Por qué me ayudas?— le pregunté sin pensarlo.

— ¿Por qué no habría de hacerlo?— me devolvió la pregunta.

—Porque soy una indigente— le respondí en automático.

—Hmm, ¿Crees que no debería de ayudarte por que eres una indigente? Bella, trabajo en un centro comunitario para personas sin hogar, así que creo que es la razón principal por la que te ayudó— me dijo sonriendo.

—Me refiero a que no deberías de perder tanto tiempo en mí— le dije. — No creo que te tomes tantas molestias por las demás personas.

—Ok, Número uno: Tienes razón, a ti te prestó más atención. Y número dos: no pierdo ningún tiempo ayudándote y créeme que tú me ayudas más. — bien, ahora estaba mas que confundida.

—No entiendo. — yo no lo puedo ayudar en ninguna forma.

—Cuando te vi por primera vez, me recordaste a una persona. Así que digamos que al principió necesitaba sentir que la estaba ayudando a ella. Pero cuando rechazaste el dinero de Edward realmente me quedé asombrado, no creo que muchas personas lo hubieran hecho, incluso si no están en la misma situación que tú— lo que me gusta de hablar con Jasper es que no teme "insultarme" haciendo referencia a mi vida. —La verdad es que esa noche me dejaste pensando muchas cosas, incluyendo a la persona a la que me recordaste. — se quedó pensando por un momento— Como sea, cuando te vi en la tienda sentí que el destino quería que te ayudará y yo lo acepte con gusto.

Sabes, Alice dice que yo tengo un don de leer los sentimientos y el carácter de las personas. — me encanta como al hablar de Alice sus ojos se iluminan. —Supe que nunca recibirás dinero que no te hayas ganado. Así que lo único que se me ocurrió hacer fue darte mi tarjeta y esperar a que acudieras a mí, aunque la verdad nunca pensé que ibas a venir por esto. Debo confesarte que Alice y yo pensábamos ir a buscarte.

— ¿A buscarme? Wow, nadie me ha dicho algo tan bonito. — su cara se llenó de tristeza, tal ves algunas personas si me pueden querer aunque sea indigente.

— ¿Te puedo hacer una pregunta?— me dijo. Terminando de suturarme, me puso una gasa en las puntadas y se puso frente a mí.

—Claro, no es como si tenga algo importante que hacer— le dije bromeando. Aunque no creo que le haya dado mucha gracia.

—Siéntete libre de no responderme, no me sentiré mal si no lo haces— yo asentí — ¿Dónde está tu familia?— su pregunta me tomó en completa sorpresa, me quedé callada.—Sabes que, olvida que te pregunte. Mejor vayamos a que comas algo— me dijo levantándose de la camilla. Tomé aire antes de contestarle.

—Charlie y René eran o son drogadictos. No se que sucedió con René, Charlie me parece que se rehabilito, ahora está casado y tiene dos hijos— le contesté.

— ¿Cuántos años tienes?— me volvió a preguntar.

—Creo que 18— le dije dudosa.

— ¿Crees?

—Nunca festejé ningún cumpleaños, así que no recuerdo mi día de cumpleaños. Me parece que un día vi en mi acta de nacimiento que decía 13 de septiembre, pero no estoy muy segura. Además no es como si importe mucho— nunca en mi vida eh festejado un solo cumpleaños, así que es un día cualquiera.

— ¿Te importaría contarme tu historia?— me preguntó directo. No se si deba contársela, quiero decir, no lo conozco, aunque no creo que planeé hacerme algo. —Me gustaría poder ayudarte Bella, en serio que si. Pero necesito saber que paso. — si que es bueno leyendo las emociones.

—Como te dije antes, mis papás eran drogadictos. Fueron novios de preparatoria, me parece que los dos se drogaron por primera vez juntos y después de esa vez, nunca pararon. Obviamente René se embarazó por error, nunca me dejó olvidarlo— no pude evitar derramar lágrimas, recordando las veces que René me decía que yo era lo peor que le sucedió en la vida —Siempre me repetía que se arrepentía de no haberse dado cuenta de su embarazo a tiempo, para así haber podido a…abortarme— le dije sollozando. Él puso una mano y mi hombro y con la otra me empezó a formar círculos en la espalda.

—Está bien cariño, no necesitas decirme más si no puedes— me reconfortó.

—Necesito hacerlo, necesito que alguien me escuché— le dije calmándome un poco. —Con Charlie no era muy diferente, él nunca hablaba conmigo. Siempre me ignoraba, hacía de cuenta que no estaba ahí. Cuando tenía 6 años le rogué a René que me dejara ir a la escuela. Charlie la convenció diciéndole que no estaría en la casa la mitad del día. — creo que fue lo único que hizo por mí —Entré a la escuela cuando tenía 7 años, pero René me sacó cuando tenía 9. Según ella las maestras no dejaban de quejarse sobre su falta de cuidado hacia mí. A mi me gustaba mucho ir a la escuela, es lo que mas extrañó. Siempre intenté volver, pero no podía pedir cupo. Me hubieran mandado a un orfanato. Un día Charlie llegó a la casa al mediodía, a mi se me hizo muy extraño por que él solo regresaba en la madrugada, si es que lo hacía. Él y René como siempre empezaron a discutir. Pero esta vez fue diferente por que había regresado por sus cosas, estaba decidido a irse. Tomó su maleta y salió por la puerta, ni siquiera me dio una mirada antes de irse. René descargo como todos los días su enojo hacia mí. Al final del mes ella no pudo pagar el alquiler, así que nos echaron. Ella le habló a uno de sus "amigos" y se fue con él. Me dijo que no podía llevar con ella, ni aunque quisiera. — Volví a sollozar en esa parte —Me dejo sola afuera de una gasolinera. Tenía 11 años. Estaba tan asustada. — No es que haya tenido mucho pero al menos con René y Charlie tenía una cama.— Le supliqué, le supliqué tanto que me llevará con ella. Que por favor no me dejará. Ella solo se rió y me dijo que había arruinado su vida una vez, no iba a dejar que se la arruinará otra vez. — Tomé aire antes de continuar —Me quedé todo el día llorando, suplicándole a Dios que René volviera. Pero nunca lo hizo, yo…yo no sabía que hacer. Esa primera noche me escondí en un basurero, tenía tanto miedo de la policía. De que me llevarán a un orfanato. René creció en uno y me dijo que ella hubiera preferido vivir en la calle. Así que seguí su "consejo". Los primeros dos años fueron difíciles, pero después me acostumbre. Cuando tenía como 16 años, vi a Charlie salir de un restaurant con su familia, lo seguí hasta su casa, tiene una casa bonita. Pequeña pero bonita. Esa vez me emocioné mucho, creí que él me recibiría con los brazos abiertos, se veía que ya no era el mismo de antes. Empecé a soñar con lo que creí sería mi nueva vida. Ese día me bañé y me puse mi mejor blusa. En cuanto abrió la puerta me reconoció, yo lo iba a abrazar pero me detuvo antes de que lo hiciera. Me dijo que no tenía dinero, ni comida, que no volviera a molestarlos. Me cerró la puerta en la cara, no sin antes advertirme que si no me iba ya llamaría a la policía. Yo salí corriendo de ahí. Toda mi vida me engañé, diciéndome que si Charlie y René no hubieran sido drogadictos, me habrían amado y hubieras sido una hermosa familia. Pero en ese momento comprendí que eso era solo un sueño, ellos no me querían y no me quieren ahora. Yo solo soy un error de la naturaleza, que creció y se convirtió en un parasito de la ciudad— según algunas personas.— Algunas veces, cuando estoy sufriendo demasiado, me permito soñar. Me permito soñar en la que Charlie, René y yo somos una familia feliz, como la que tiene ahora Charlie. Pero se muy bien que todo es un sueño, conozco mi lugar. — terminé. Nos quedamos en un cómodo silencio por unos minutos. Él me trajo un poco de agua.
—Lamento tanto todo lo que has tenido que pasar, Bella. Nadie debería hacerlo, pero al mismo tiempo te admiró. No puedo creer que después de todo lo que te ha pasado no odies la vida. — me dijo honestamente.

—Por mucho tiempo la odié, al igual que odiaba a Charlie y a René. Pero después me di cuenta que ellos viven en una miseria mas grande que yo, si es que René vive. La verdad agradezco cada día que despierto, se que Dios me tiene aquí por alguna razón, creo que eso es lo que me a mantenido de pie estos años en la calle.

—Gracias por compartir tu historia conmigo. — creo que Jasper y yo podemos llegar a ser buenos amigos.

—Gracias a ti por escucharme. Necesitaba que alguien me escuchara. — se siente tan bien poderse desahogar con alguien que realmente te escucha.

—Bella recuerda que esas personas que te dieron la vida son los que se equivocaron, son los que deberían de estar en estos momentos en la calle. O en la cárcel. —me dijo enojado.

—Lo que suceda con Charlie y René ya no me importa. Ellos están muertos y enterrados
en mi memoria desde hace mucho tiempo— le contesté.

—Me parece bien. ¿Te gustaría ir a comer con Alice y conmigo? Ella esta terminando con unas cosas aquí en el centro y le encantaría que nos acompañases. — me pidió.

—No crees que sea mucha molestia— le dije tímida.

—Claro que no, recuerda que te dije que no solo quiero ayudarte, también quiero ser tu amigo— yo acepté su invitación. Esperó que todo salga bien.

Bien, tercer cap. Gracias por leer ^^. Actualizo mañana :)

Sally CH

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