
Me desperté con un gran dolor de cabeza, nunca vuelvo a salir con mis hermanos. Me levanté de la cama y bajé a desayunar, tengo mucha hambre. En el comedor estaba mi mamá y la señora que nos sirve.
—Buenos días, Edward. ¿Dormiste bien?— me dijo dándome un beso en la mejilla.
—No muy bien mamá. Digamos que una cena con tus hijos no fue una de mis mejores bienvenidas. — me quejé mientras me sentaba. El desayuno olía exquisito.
—Oh, estoy segura que no fue tan mala. — se rió — ¿Irás hoy al hospital?— me preguntó.
—No lo sé, primero quiero ir a la empresa. No se si me de tiempo de ir al hospital— le respondí.
— ¿Qué demonios te sucede?— me dijo Alice golpeándome en la cabeza, haciéndome derramar el café en mi pijama.
—Maldición Alice, hiciste que derramara el café— le reclamé enojado.
—Lenguaje jóvenes— intervino mi padre — ¿Alice por que golpeaste a tu hermano?
— Él sabe muy bien por que lo hice. Este pedazo de imbécil hizo alusión a su no ayer — oh se refería a la basurera.
—No pienso discutir ese asunto contigo, Alice. Así que si me disculpas, iré a bañarme. — le dije poniéndome de pie —Un gusto verte, papá. Hablamos mas tarde. Por favor ordena que suban el desayuno a mi habitación, madre.
—Un momento Edward, por favor elabora lo que esta diciendo tu hermana. — me pidió mi mamá.
—No es nada importante mamá, te aseguro que solo es Alice y su imaginación— le contesté un poco fastidiado.
— ¿Un acto de mi imaginación? Jasper me contó todo, Edward. Con detalle— dijo lentamente como si no comprendiera nada.
—Me alegro que Jasper y tú tengan buena comunicación— le dije sarcásticamente.
—Ella no se lo merecía Edward— me reclamó.
—Por Dios Alice, ni siquiera la conoces— como podía sentir simpatía por esta extraña.— Y peor aún es una basurera.
—Eres insoportable— dijo sentándose cruzada de brazos.
—Bien basta de eso. Alice, explícanos de quien hablas cariño— me preguntó mi padre preocupado.
—Anoche cuando salimos a cenar, él— dijo señalándome —Y la Srita. Superficial tuvieron una pelea, muy humillante por cierto— rodé los ojos ante su comentario. —El asunto es que cuando salieron del restaurant Edward encontró a una chica en el basurero.
—Oh Dios, ¿En el basurero?— preguntó mi mamá.
—Si mamá, estaba buscando comida en un basurero. Y este imbécil la maltrato y la acusó de ladrona.— esto se estaba haciendo tan aburrido.
—Lo diré solo una vez. Puede que me haya equivocado sí, pero las circunstancias eran muy obvios. Además, al final fue mejor para ella. Recuerda que le di mas dinero con el que puede soñar en tener— no se mucho sobre esa vida, pero no creo que una persona que come de los basurero reciba 100 dólares en una noche.
— ¿Le diste? Se lo aventaste como a un maldito perro.— juró que Alice puede ser tan dramática.
— ¿Edward, es cierto eso?— creo que esta es mi señal.
—Mamá, por favor. Ya dije todo lo que tenía que decir— les dije saliendo del comedor. Definitivamente mi apetito se arruinó, de hecho parece que todo el día.
Después de tomar no mi tan placentero baño, salí a la oficina. Tengo muchas cosas en que pensar, muchas mas importantes que una basurera de ojos café. ¿Ojos café? Bien, ahora por culpa de Alice la recordaré todo el día y hasta con el color de sus ojos. Y como si el cielo quisiera burlarse de mí, en ese momento sonó mi móvil. Era Emmett.
—Por favor Emmett, si me llamas para reclamarme lo de la basurera, ya puedes colgar.— le dije sin darle oportunidad de hablar.
—Hermano tienes problemas, no se de que demonios estas hablando. Creo que tu amargura te consumió el cerebro— aunque sabía que no podía verme, rodé los ojos ante su comentario. —Te llamaba para invitarte esta noche al nuevo club, ¿Qué dices?
—No gracias, creo que me bastó con la cena de anoche.
—Oh vamos Eddie, yo se que quieres venir.
—Vuelve a decirme Eddie una vez mas y será lo último que digas, Emmi.
—Si claro, engáñate.— me dijo entre risas —Bueno, nos vemos a las 9. Te dejo los datos con tu secretaria. Adiós— me dijo antes de colgar.
Demonios, ahora tendré que soportar a Alice y a Jasper toda la noche. Aunque pensándolo bien, es perfecto. Ahora no tengo que preocuparme por Tanya, puedo tener a todas las mujeres que quiera. No es como si antes no pudiera, pero no era tan divertido si tienes que preocuparte por tú novia.
—Buenos días, Dr. Cullen— me saludó la que asumo es mi nueva secretaria.
—Buenos días…?— no sabía su nombre.
—Kate— me dijo.
—Kate, claro— debo decir que es una bella mujer, lástima que trabaja para mí. No soy tan idiota como para meterme con mis empleadas, tengo una reputación que cuidar.
—Mándame los informes que envío mi padre, por favor. — enseguida me envió los papeles, pero por mas que quería no me podía concentrar, solo podía pensar en la maldita basurera y en sus hermosos ojos color chocolate.
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Me desperté muy temprano, antes de que llegará la gente y llamará a la policía. Olía horrible, necesitó una ducha urgentemente. Hmm tal vez pueda ir a la piscina pública y escabullirme. Es mi mejor opción. Mis ojos me ardían mucho, eso sucede cuando aparte de no dormir, lloras hasta quedarte sin lágrimas. No entiendo por que las palabras de ese extraño me duelen tanto, ya estoy acostumbrada a que la gente siempre me vea mal. Tengo que olvidarme de él y mejor pensar en como conseguir comida y llegar a mi puente. Caminé por mucho tiempo, decidí descansar un poco afuera de un minisúper. Tengo mucha sed, creo que atrás de la tienda debe de haber un grifo de agua o algo. Me levanté ignorando la protesta de mis pies y sí, gracias a Dios había una manguera. Empecé a tomar agua desesperada, tenía mucha sed.
— ¿Qué estas haciendo, niña?— oí la voz de una señora detrás de mí. Cuando volteé vi que era una señora, tenía alrededor de 50 años, tenía una cara que no pude identificar.
—Lo lamento, sólo tomé un poco de agua— le dije tomando mi mochila de piso.
—Pero esa agua esta contaminada, no deberías hacer eso. Te puedes enfermar— me dijo preocupada.
—No se preocupe, eh tomado agua en peores condiciones. Creo que esta es el agua más limpia que eh tomado.— le dije con una sonrisa. Siempre es agradable saber que también hay gente que nos considera personas.
—Lamento escuchar eso cariño— me dijo sinceramente — ¿Quieres un poco de jugo o leche?
—Si— le dije rápidamente. Cuando me di cuenta que me escuché desesperada, me sonroje como siempre lo hago. —Por favor—Ella se rió ante mi reacción.
—Vamos adentro— abrió la puerta trasera de la tienda, me imaginó que ella es la dueña. Entramos a un pequeño cuarto, había una pequeña mesa con dos sillas.
—Siéntate cariño, te traeré leche y algo de comer, me imaginó que también tienes hambre.
—Muchas gracias señora— en ese momento mi estomago hizo un ruido de agradecimiento. —Perdón.
—No tienes nada que agradecer, ni nada por que disculparte. Y dime Carmen, ¿Tú tienes nombre?— me preguntó.
—Sí, me llamo Bella— le respondí.
—Mucho gusto Bella. Enseguida vuelvo— salió por otra puerta, supongo que la que lleva la tienda. Tengo que ir al baño, creo que también aprovecharé para lavar mi ropa, no se cuando vuelva a tener una oportunidad así. Esperaré a que Carmen vuelva, no quiero que piense que me fui o algo así. Carmen no tardó mucho en volver, me dio un cartón de leche, un sándwich de jamón y un paquete de mini donas. Alzaré esas para la cena. Comí rápidamente mi sándwich, sabe tan rico. —Y, dime Bella. No te había visto por aquí, ¿buscabas algo en especial?
—Sí— le contesté mientras tomaba mi leche — Estaba buscando trabajo, pero no eh tenido mucha suerte. Así que decidí mejor regresar a mi casa— no necesito asustarla diciéndole que vivo debajo de un puente.
—Oh, pues hoy debe de ser tu día de suerte. Mi empleado se reportó enfermo, así que necesitó un poco de ayuda, si tienes que volver ahora a tu casa lo entiendo. Pero si no, ¿Te gustaría ayudarme en la tienda hoy? Te pagaré por el día completo. — cuando dijo eso casi me atraganté con mi sándwich.
—Muchas gracias— era lo único que podía decirle. En cuánto termine mi desayuno la alcancé en la tienda, era un minisúper, algo me decía que no necesitaba un ayudante. Esta señora probablemente es pariente de Ángela. —Carmen— le llamé tímidamente — ¿Te importa si uso tu baño primero? Creo que no daré muy buena impresión con esta ropa y oliendo de esta manera.
—Claro que no Bella. Siéntete libre de usarlo, puedes tomar un detergente de ahí— me señalo el estante de limpieza —Quédatelo, espero que te sirva. — yo le agradecí y me metí al baño a lavar mi ropa y a lavarme a mí. Creo que duré como una hora entre limpiarme y limpiar mi ropa, pero aunque estaba mojada, se sentía tan bien lavada.
Me puse el mismo pantalón y mi sudadera.
En cuanto salí del baño me puse a trabajar, era un trabajo muy simple. Solo tenía que acodar las cosas en su lugar y limpiar algunos pasillos. Nada que requiriera mucho esfuerzo, pero aún así hice lo mejor que pude.
El día pasó sin ningún problema, Carmen me contó que ella es la dueña de esta tienda. Es madre soltera, su esposo murió hace muchos años. Me dijo que tiene un hijo de 20 años que está en la universidad. También me dijo que lo más probable es que cierre su tienda antes de fin de año, eso me dio mucho remordimiento, no quería que gastara su dinero en mí.
—Te lo digo, Bella. Que cierre mi tienda no significa que no te pueda ayudar. Iniciaré otro negocio y todo estará bien. — me aseguró.
—Muchas gracias, pero no puedo aceptar que me dinero. — no podía aceptar su dinero, sabiendo que le podía hacer falta a ella o a su hijo.
—Claro que lo puedes aceptar, te lo has ganado. Además me haría sentir muy mal que no lo hicieras y estoy segura que no quieres eso ¿verdad?— definitivamente Carmen es una de las personas más buenas que eh conocido en mi vida.
—Se que lo eh dicho muchas veces este día. Pero gracias por ayudarme y tratarme como una persona. — para mi sorpresa me abrazó.
—Oh Bella, espero en serio que te vaya bien. Eres una hermosa persona, no dejes que las personas que no estén felices se aprovechen de ti para hacerse sentir superiores. — en cuanto dijo eso lo único en lo que pude pensar fue en Edward, en sus tristes ojos verdes. No sería la única persona que conozco que tiene mucho dinero y no es feliz, a veces eso me consuela, pues aunque no tenga dinero ni nada, disfruto las pequeñas cosas de la vida. —Creo que si está bien contigo me iré ya, para poder tomar el bus— ya quiero llegar a mi puente, no hay nada como el hogar.
—Claro, no hay problema— me dijo —Espera aquí, tengo algo que darte. Si viene algún cliente dile que enseguida vuelvo— me dijo entrando al cuarto de descanso. Yo busqué en la guía cual bus tomar hacia mi calle.
—Buenas noches— dijo una voz muy familiar. Levanté mi cabeza para ver quien era, mis mejillas se pintaron de rosa en cuanto lo reconocí.
— ¿Bella?— me dijo Jasper muy sorprendido.
—Hola— le dije tímidamente.
—No sabía que trabajas aquí. — es muy extraño verlo en un minisúper, no creo que sea del tipo que hace las compras en la casa y menos en una tienda pequeña.
—No trabajo aquí, bueno solo trabajé aquí por hoy— Me di cuenta que venía con una pequeña mujer, muy hermosa. Tenía cabello negro, corto y con sus puntas desordenadas. Su cara tenía facciones muy finas y sus ojos un verde profundo, como los de Edward.
—Hola— me dijo muy alegremente —Soy Alice, prometida de Jasper. Me contó lo que sucedió anoche, lamento que mi hermano se haya comportado de esa manera. No tenía ningún derecho de maltratarte. — Oh son hermanos, eso explica los ojos.
—No te preocupes, estoy acostumbrada— Le dije sin cuidado. Cuando lo dije eso su cara se lleno de preocupación y tristeza. Entiendo la tristeza, pero la preocupación no. —Me refiero a que…. Bueno no se a que me refiero— le dije avergonzada. Esto los hizo reír. — En fin, ¿En qué los ayudo?
—Lo había olvidado— me entregó una botella de agua. Carmen llegó en ese momento y les cobró. Antes de irse Jasper me entregó una tarjeta.
—Soy voluntario en un dispensario médico, así que si algún día tienes algún problema o necesitas algo no dudes en ir, estoy ahí los fines de semana— él me caía muy bien, gracias a Dios eh encontrado gente muy buena en estos días, claro sin contar a Edward. Tal vez es la forma en la que Dios me dice que no se ha olvidado de mí.
—Y si me necesitas me puedes contactar por medio Jasper— dijo Alice con una enorme sonrisa, no se en sus ojos había algo raro, como si supiera algo que no me quiere decir. ¿Qué cosas estoy diciendo? Apenas me acaba de conocer —Estoy segura que seremos muy buenas amigas— me dijo antes de cerrarme el ojo.
—Gracias, creo— aunque me daba un poco de miedo, no podía evitar sonreír ante su energía. Carmen me entregó una bolsa con un poco de comida y dinero, yo le agradecí mucho y me fui a tomar el bus. Ya quería volver a mi puente, extrañaba tanto mi rincón y mi caja. Al menos ahí me siento segura.
Ya era muy tarde cuando llegué al puente. Estaba tan feliz por lo que ha sucedido en estos dos días, no puedo evitar pensar en lo afortunada que soy. Número uno ayer y hoy desayuné, cosa que nuca había hecho dos días seguidos. También ayer cuando me metí al basurero encontré muy rica comida cosa que no sucede nunca y hoy cenaré donas. Numero dos: conocí a muchas muy buenas personas, lo que menos me gusta de la calle es que pasan meses sin que hables con las personas, es cuando más duele la soledad. Pero no pensaré en cosas tristes, no puedo ser malagradecida, hoy tengo muchas cosas que agradecer a Dios. Saqué la cobija y metí a mi caja, siempre la dejó guardada atrás del basurero, así nadie se la lleva. Solo uso mi caja en los días que está haciendo mucho frío como hoy. Al parecer no podré dormir está noche, por el frío. Lo más probable es que si me duermo, no despierto. Saqué mi vieja copia de cumbres borrascosas, me lo regalo Ángela. Extraño mucho las escuela, siempre quise volver. Espero un día poder terminarla, esa es mi única meta. Graduarme de preparatoria.
No podía leer por lo mucho que temblaba mi débil cuerpo, odio ser tan débil. Mejor opté por comer mis donas, un poco de comida siempre ayuda. Me enredé en mi delgada cobija y dejé una mano libre para comer. Estaba intentando pensar en mi lugar feliz cuando escuché unas risas muy fuertes acercarse. Demonios, deben de ser los drogadictos de la esquina. Algunas veces vienen a ver si tengo dinero, por lo general no tengo, así que nunca se llevan nada. Pero hoy si tenía y no iba a dejar que se lo llevarán. Es una pareja despiadada, ellos al menos tienen un cuarto donde dormir, aún así vienen cínicamente a robarme el poco dinero que consigo. Salí despacio y con mucho cuidado de mi caja y escondí el dinero en un pequeño hoyo en el basurero. Justó a tiempo por que los maleantes ya estaban aquí.
—Mira James, ya viste a quien tenemos aquí. — dijo Victoria.
—Pequeña Bella, que sorpresa encontrarte aquí— me dijo sarcásticamente.
—Perdona que vengamos a tú casa— dijo Victoria riéndose. —Pero ayer no estabas, así que debiste haber conseguido un buen trabajo o ¿no?
—No, fui a buscar trabajo y no me lo dieron y se me acabó el dinero, no pude regresar hasta hoy, me vine caminando por eso tarde tanto— mentí rogándole al cielo que se lo creyeran y me dejaran en paz. Aunque yo sabía que eso no iba a pasar, me iban a golpear por no darles dinero e iban a regresar en un mes.
—Que egoísta persona eres Isabella— me dijo James dándome una bofetada. Me la dio con tanta fuerza que caí al piso del impacto. —No quieres compartir tú dinero con los necesitados. Dime que sentirías tú si estuvieras en esta situación y yo no te quisiera ayudar— me dijo jalándome del cabello. Me jaló tan fuerte que me hizo voltear mi cabeza, para ver directo a sus horribles ojos. Yo estaba llorando del dolor, pero nunca grito, eso siempre lo empeora —Contéstame maldita sea— gritó, jalando con mas fuerza.
—Me sentiría muy mal. Pero no tengo dinero— le respondí entre lágrimas.
—Maldita limosnera. Solo sirves para contaminar el planeta— me dijo Victoria pateándome en las costillas. —Te doy una última oportunidad, dame lo que tengas— me gritó.
—No tengo nada— le dije luchando por un poco de aire. Ella me volvió a patear en mis costillas, no pude evitar soltar un grito de dolor, esto la enfureció mas. Así que por mientras ella me pateaba, James me dobló tanto mi mano que creo que me la rompió. Yo solo podía rezarle a Dios por que acabara pronto.
—Larguémonos de aquí, baby. Huele asqueroso— dijo James arrojándome al piso. Mi frente se estrelló contra la orilla de la acera, creo que empezó a sangrar. Estaba haciendo tanto frío que no podía sentir muy bien los golpes. Gracias a Dios, si no se que el dolor sería insoportable. —Tienes suerte de que esta noche nos vayamos de la ciudad, si no mañana vendría por mi dinero. Pero no creas que no la haré, solo tendrás que esperar más por nosotros. Nos extrañas pequeña Bella— dijo antes de irse.
Me quedé tirada en la calle hasta que estuve segura de que se habían ido, me arrastré a mi caja y me cubrí con mi cobija destrozada, mientras Victoria esculcaba mis cosas la rompió. Empecé a rezar por que no volverían, espero que lo que dijo James del viaje haya sido cierto. No podría soportar otra paliza mañana. Estaba muy agotada para no quedarme dormida, me dormí soñando en ser una persona normal, con una hermosa familia. Soñé con una escena hermosa: René, Charlie y yo en navidad, reunidos junto al árbol de navidad. Esperando por abrir los regalos. Esto era lo único que podía hacer, soñar con otra vida para no sentir tanto dolor.
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Llegué al club a las 10:00, no iba a venir, pero Emmett amenazó con hacerle algo a mi hermoso auto. Y conociendo a Emmett, no dudaría ni un segundo en cumplir su promesa. Así que aquí estaba, sentado en un sillón con Jasper y con Alice, sabía que era cuestión de tiempo para que hablaran sobre el incidente de anoche, aunque creo que me haría bien hablarlo, pues todo el día eh pensado en eso.
—Yo se que lo quieres decir Edward. — me dijo Alice jugando a la "psíquica" como siempre.
—Y según tú, ¿Qué es lo que quiero decir?— le pregunté burlándome.
—No te burles Edward, es verdad. Quieres admitir que fuiste un idiota por portarte así con Bella. — ¿Bella? Como sabe su nombre.
— ¿Bella? ¿Cómo demonios sabes su nombre Alice?— le dije enojado, no quiero que mi hermana menor se relacione con ese tipo de gente. —No me digas que estuviste yendo otra vez a ese centro comunitario.
—Edward, no le grites a Alice— me dijo Jasper. —Nos topamos a Bella en una tienda, Alice tenía sed. Fue una coincidencia que nos la topáramos— viendo a Alice a los ojos sabía que no podía ser coincidencia. Ella calcula cada movimiento.
—Bien— le dije más tranquilo. Pero estaba molesto, molesto por que me moría de ganas de saber como estaba Bella. —Y ¿Cómo esta Bella?— les pregunté sin pensarlo, Alice sonrió como si hubiera ido una semana de compras a Paris.
—Así que Bella, ¿Ya no la basurera?— ¿Qué demonios pasa conmigo hoy?
—Creí que preferirías que la llamara por su nombre— me excusé.
—Si claro. Admítelo Edward, estas arrepentido. Por primera vez en tú perfecta vida cometiste un error. — dijo sarcásticamente. —Lo peor de todo es que para ella ni siquiera fue un error, está tan acostumbrada a que la maltraten. — no se por que, pero eso me dio dolor. Demonios Cullen, compórtate. No te puedes sentir así por una simple basurera.
—No es una basurera, Edward.— dijo Jasper como si hubiera leído mi mente. —Es una persona que estaba tan desesperada por un poco de comida que se metió a un bote de basura a comer lo que encontrara.
—Yo no tengo la culpa de eso— le dije en una voz elevada.
—Tal vez tú no tienes la culpa de que esté en esa situación, pero tú si tienes la culpa de que la traten como si no fuera una persona. Por gente como tú que las desprecia por el simple hecho de no tener la suerte de tener un lugar donde dormir o un plato de comida en la mesa— me iba a defender pero en ese momento llegó Emmett.
—Eddie, me da gustó que decidieras acompañarnos— me dijo sonriente como siempre, gruñí ante el estúpido sobrenombre que me puso. Decidí dejar la conversación para después, hace mucho que no veo a mi hermano y me tengo que poner al corriente. Me levanté a saludarlo a él y a su esposa Rosalie.
— ¿Por qué ayer te fuiste tan rápido Edward?— me preguntó Rose. — No nos pudiste contar de tus planes ahora que regresas a Seattle— me reclamó.
—Lo siento, tuve unos cuantos inconvenientes— le respondí viendo de reojo a Jasper, me extraña que no le haya contado. —Pero lo importante es que estoy aquí, así que cuéntenme. ¿Cuándo voy a tener la fortuna de ser tío?— les pregunté. Sus caras inmediatamente cayeron.
—Lo estamos intentando, el doctor piensa que con esté tratamiento por fin podré embarazarme— me dijo Rose esperanzada. —Esperemos que pronto.
—Estoy segurao que sí, bebé— la consoló Emmett. La verdad es que envidiaba el amor que se tienen Emmett y Rosalie o Jasper y Alice. A pesar de que me encantan las mujeres y nunca podría tener solo una, a veces tenía la esperanza de enamorarme y formar una familia. Pensé que con Tanya lo haría, al menos por apariencias, pero no resulto muy bien que digamos.
—Cambiando de tema eh oído que te retiras Emmett— le preguntó Jasper. Emmett es un jugador de los Seahawks, el mejor equipo de futbol americano. Esté año ganaron el super tazón. Y estoy seguro que el próximo también lo ganarán.
—Así es, acabo de firmar mi último contrato. 3 años más y estoy fuera— le respondió. —Rose y yo volveremos a Inglaterra a criar a nuestros hijos. Hablando de eso, ¿Por cuánto tiempo te piensas quedar en Seattle?— nuestra familia es de aquí de Seattle, pero mis hermanos y yo estudiamos en Inglaterra. En la facultad de medicina de Oxford, conocí a Jasper. Yo estaba estudiando mi segunda especialidad en medicina farmacológica y él estaba estudiando su especialidad en psiquiatría. Cuando fui a un fiesta con él, llevé a Alice conmigo eh inmediatamente hicieron click. Me alegro saber que mi mejor amigo es el prometido de mi hermana menor, se que en mejores manos no puede estar.
—No lo sé, papá me comentó que se quería retirar. Así que me parece que me quedaré aquí permanentemente. Aunque también me gustaría expandir la empresa de Inglaterra.— quería abrir un hospital.
—No hablemos de negocios aquí por favor. Es muy aburrido— se quejó Alice. Seguimos conversando de cosas sin importancia, pero muy divertidas. La verdad es que extrañaba mucho a mi familia. Me alegró que Emmett me haya obligado a venir. Al final fui el primero en retirarse, estaba un poco cansado y quería dormir bien para las reuniones de mañana.
La reunión con mis hermanos fue muy agradable, excepto por una cosa. Nunca dejé de pensar en ella. En los hermosos ojos de Bella. Mañana me tendré que ocupar de eso.
Perfecto..esta historia de verdad me gusta mucho..sigue escribiendo y publicando pliis
ResponderEliminarElii