
Capitulo 4
Quiero decir...
Después de que trabajó en mi mano, que por suerte no estaba rota. Fuimos a buscar a Alice, nos estaba esperando en el comedor del comunitario.
—Bella— gritó Alice en cuanto me vio. Parece que me conoce desde toda la vida, no es que me quejé, es solo que es un poco extraño. Es un tanto…hiperactiva.
—Hola, Alice— le saludé.
—Dios, ¿Qué te sucedió?— me preguntó alarmada.
—No te preocupes, no es nada— no quería hablar mas de lo sucedido.
—Bueno, después me contarás— gracias a Dios no insistió — ¿Comerás con Jasper y conmigo?
Si no hay problema contigo— le dije tímidamente. No me gusta causarles incomodidades a las personas.
—Claro que no al contrario. Siéntate- me invitó a la silla que estaba frente a ella. —Que bueno que viniste al centro, no se si Jasper ya te dijo lo del comunitario.
—Si ya me dijo, no tengo forma de agradecerles, en serio— la verdad es que me da un poco de miedo porque aunque mi "casa" es la calle, he vivido ahí desde que me quedé en la calle. No me siento segura al dejarla, es por eso que he soportado los maltratos de James y Victoria. –Me parece que iré a echar un vistazo.
—Tienes miedo de dejar tu lugar, ¿verdad? — me preguntó Jasper. Yo me sonrojé antes de contestarle.
—Si, es mi lugar seguro— admití.
—Pues no es muy seguro que digamos— intervino Alice.
—Alice— la reprendió Jasper —Lo que Bella quiere decir es que, nunca a vivido en otro parte. Entiendo tu miedo Bella, pero realmente creo que es una muy buena oportunidad, por favor piénsalo muy bien. —Jasper realmente me entiende muy bien, es como si él supiera lo que siento. Me pregunto a quién le recuerdo.
—Lo haré, muchas gracias- les dije sinceramente a los dos. Mientras comíamos me contaban un poco el servicio que brindan aquí en el centro. Y realmente son muy buenas personas, se nota que tienen mucho dinero, pero aún así ayudan a la gente que no tuvo la misma suerte que ellos. Otra de la razón por la que no estaba segura de ir, era por miedo a encontrarme con Edward, soy tan estúpida por haber permitido que me empezará a gustar. Se que lo más probable es que nunca me lo encuentre aquí, digamos que Edward no es la persona más caritativa del mundo, pero aún así Alice es su hermana y eso no lo puedo olvidar. —Creo que es hora de irme- les dije levantándome de la mesa. Había perdido todo el día aquí, espero conseguir algo para cenar.
—No dudes en volver- me dijo Jasper entregándome una pequeña tarjeta con el nombre del asilo y un nombre —Habla con él, dile que vas de mi parte. Estoy segura que te gustará el lugar- no dudo que me guste el lugar, pero tengo que pensar muy bien que haré.
—Muchas gracias, esperó que nos volvamos a ver— les dije sinceramente. Los dos son unas personas hermosas.
—Claro que nos volveremos a ver— me dijo Alice muy segura. Nos despedimos y me fui a mi puente. Creo que iré a lavar autos, ya es muy tarde para que saque mi cajón. Decidí irme al súper mercado, ahí buscaré unos autos para lavar o le ayudaré a la gente con su mandado. Y en la noche buscaré un poco de comida en los contenedores, siempre tiran muy buena comida, nada más que tengo que llegar temprano por que hay mucha gente en estos basureros. Hoy en especial estaba haciendo mucho frío, esperó esté invierno ahorrar lo suficiente y comprarme una chamarra. Esperé afuera por clientes, pero nunca llegaron. Creo que hoy no es un buen día para lavar autos. Decidí adelantar mi búsqueda en el contenedor, la verdad es que hoy ha sido un día con muchas emociones, quiero llegar a mi casa y dormirme, necesitó pensar muy bien que haré.
Me metí en el contenedor, hoy era un muy buen día. Encontré una bolsa llena de pan, probablemente lo tiraron por que estaba muy duro. Pero aún así sabe muy rico. Encontré también un poco de fruta vieja, los de sanidad son muy exigentes, por eso tiran a la basura la fruta que está un poco vieja. A mi no me importa, como dije antes, comida es comida. Guardé lo que encontré en mi morral y me fui a mi casa. No hay nada como una tranquila cena en mi caja, la verdad es que disfruto mucho esos momentos. En todo el día no había dejado de pensar en Edward, cuanto deseo volverlo a ver. Me muero por ganas de sumergirme en sus ojos verdes, aunque se que no soy de su agrado. Mi corazón salta cada vez que lo veo. ¿Por qué la vida tiene que ser tan cruel? No fue suficiente con quedarme en la calle cuando era una niña, ahora mi corazón se vuelve a romper por querer a una persona con la que ni siquiera debo de hablar. Sentí una lágrima traicionera caer por mi mejilla, nunca me he quejado de lo que tengo, al contrario, estoy viva y nunca me ha pasado nada más grave que unos golpes o no comer en unos días, pero últimamente todo se me ha complicado. Es imposible que no te afecten las miradas en la calle, aunque debo de admitir que la que más me afecto fue la de él. Perfecto, además de ser indigente, ahora soy una estúpida que se enamoro del hombre mas rico y guapo de todo Seattle, tal vez lo mejor sea irme de aquí, probar suerte en otra ciudad, lejos de él. Es una idea muy tentadora, aunque ahora tengo la ayuda de Jasper y Alice. Argh, por que mi vida tenía que cambiar esa noche que conocí a Edward, hace tan solo una semana todo era tan simple, solo tenía que buscar comida para sobrevivir y listo. No tenía que pensar en nada más, me gustaría tanto tener una persona con la cual pudiera hablar sobre esto. Creo que lo peor de la calle en mi punto de vista es la soledad, es tan duro saber que estoy tan sola. Que si un día James me mata a nadie la va a importar, se que el día en que me muera ni siquiera podré ser enterrada en un campo santo. Me iré a directo a la fosa común, una indigente más que muere. Creo que será mejor que me duerma, no quiero seguir pensando en mi muerte. Acomodé mi cobija dentro de la caja, me estaba congelando y eso que me empalmé toda la ropa que tengo. Decidí irme a mi lugar feliz como siempre, solo que ahora en lugar de pensar en mi universo alterno con René y Charlie, pensaré en mi universo alterno con Edward. Los dos siendo personas normales, yo maestra de literatura y él trabajando en un hospital. Llegando a casa del trabajo cansado y yo estando ahí para consolarlo y atenderlo.
Esa noche dormí como hacía muchas noches no lo hacía, sonriendo.
Amanecí congelada, sentía mis dedos entumecidos. Lo había decidido en la noche, me iré al asilo municipal. Desde que me quedé en la calle siempre eh vivido aquí, en mi lugar seguro, debajo del puente. Pero siento que es desperdiciar una muy buena oportunidad. Después de discutir conmigo misma por mucho tiempo, me levanté y guardé mi caja. Todos los domingos voy a la iglesia, aunque no entró, siempre me quedó escuchando desde la puerta, no quiero incomodar a las personas con mi presencia. Además siempre que voy piensan que es para pedir limosna o algo por el estilo. Limpié un poco mi ropa con el agua del parque y me lavé un poco la cara. Desayuné el pan que me quedó en noche y también un plátano, sé que es lo único que comeré en el día. Hoy es domingo, no es un buen día para bolear zapatos, por lo tanto, no es un buen día para trabajar. Después de misa me regresé a mi puente, por suerte había salido un poco el sol. Así que hoy solo me relajaré y disfrutaré. Mañana iré al asilo, espero que haya tomado una buena decisión.
Llegué al asilo muy temprano en la mañana, entre mas rápido me registro, mas rápido puedo empezar a trabajar. Tenía un poco de hambre, así que esperaba ansiosa poder comprar algo de comida para la cena.
—Buenos días— le dije a una amable señora que estaba en la puerta.
—Buenos días. ¿Vienes a registrarte en la lista de espera? — me preguntó sacando una tabla con hojas, muchas hojas.
—Algo así, lo que pasa es que un…amigo me dijo que había conseguido una cama para mí— siento que estoy haciendo trampa. —Se llama Jasper.
— ¿Él Dr. Whitlock?- me preguntó sorprendida.
—Sí- no estaba muy segura de su apellido.
—Tú eres, Bella- se respondió a si misma.—Jasper me explicó de tu situación, así que reservé una cama para ti. Soy María—me extendió su mano para saludarla, me agrada María. —Me alegra que vinieras hoy, pronto la hubiera tenido que entregar. Llegas a tiempo para la hora del desayuno, pero antes, ¿Te importaría pasar a mi oficina? — dijo indicándome con la mano que la siguiera, yo asentí y la seguí —Bien, estarás en el dormitorio de mujeres, traté de acomodarte en el de adolecentes pero no hay vacantes.
—No hay ningún problema, el de mujeres está perfecto- no voy a ser quisquillosa con lo que me ofrecen. Me senté en la silla que estaba enfrente de su pequeño escritorio.
—Yo sé que no, pero debo advertirte que en ese mismo dormitorio duermen bebés, así que tendrás un poco de ruido en la noche- evité no reírme ante su advertencia. Si algo he aprendido en la calle es a dormir no importando si hay ruido o no. —Tu cama es la número quince, al igual que tu casillero. Ahí podrás guardar todas tus pertenencias, el candado lo tienes que proveer tú. También podrás hacer uso de las regaderas una vez al día- me entregó una bolsa de plástico con varias cosas adentro —Ahí hay una toalla, una esponja con jabón y un paquete de ropa interior- me explicó. —La esponja con jabón se repone todos los días, la ropa interior cada semana y la toalla es permanente, así que cuídala mucho, la tendrás que retornar a tu salida.
— ¿Cuánto tiempo podré quedarme? — no había pensado en eso.
—Tres meses, lamentablemente hay mucha gente como para alargar el tiempo— me dijo con cara de disculpa.
—Tres meses me parece muy bien. También quisiera saber las reglas, por favor— en algunos asilos son muy estrictos.
—Tenemos reglas muy simples. Número uno: no peleas, no verbales, ni físicas. Esto provoca expulsión inmediata. Número dos: las puertas se abren a las 6:00 am y se cierran a las 7:30, no se permite la entrada después de esa hora. Si acaso no llegas, tendrás que regresar a las 6:00 am, 3 días seguidos sin llegar a dormir y también provoca la expulsión. Y número tres: ofrecemos desayuno, se sirve a las 7:00 am y se termina a las 8:00 am. Puedes permanecer en el asilo todo el día si quieres, pero recomendamos que empleen ese tiempo para buscar trabajo. ¿Tienes alguna pregunta?- negué con la cabeza, las reglas me resultaban sencillas, lo único que me angustiaba un poco es la hora de cierre, pero me acostumbraré. —Bien, puedes pasar al comedor, está al final del pasillo. Quedan 15 minutos para el cierre- me advirtió.
—Muchas gracias— le dije tomando mis cosas.
—No tienes nada que agradecer, esperó que estos tres meses te sirvan para encontrar un lugar propio— yo también lo espero. Me apresuré para llegar al comedor y alcanzar desayuno.
Habían pasado dos semanas desde que entré al asilo, estos días han sido muy confusos, por que a pesar de que eh conseguido dormir en una cama y comer todos los días, no dejo de soñar con Edward, los primeros días despertaba sonriendo, pero últimamente siento mucha tristeza de que solo sea un sueño. Conocer esa noche a Edward fue lo mejor y lo peor que me pudo haber pasado. He evitado el parque donde vi a Edward, encontré uno donde van muchos señores y no tengo posibilidades de encontrarme con él. Terminé de bolear los últimos zapatos de esté día.
—Listo señor, como nuevos— le dije orgullosa de mi trabajo, mientras buscaba el dinero, aproveché para guardar mis cosas.
—Gracias— me dijo entregándome 2 dólares.
—Gracias a usted, disculpe, me podría decir la hora— creo que compraré un reloj ahora que tengo un poco de dinero ahorrado.
—7:15 p.m — maldición, se me hizo tarde. Salí corriendo del parque, el asilo está del otro lado de la ciudad. Mis pies corrían sin parar, pero como siempre, siendo la torpe que soy caí muchas veces. Cuando llegué al asilo ya era muy tarde, habían cerrado. No me importa dormir en la calle hoy, el único problema es que mis cosas están adentro, no tengo nada más que mi sudadera encima. Y no me puedo cubrir con el cajón, y para colmó como es común aquí en Seattle comenzó a llover. Piensa en un lugar, rápido. Me apuré. No puedo ir al puente por que tardaría mucho en llegar, pero no conozco ningún lugar cerca de aquí. Empecé a caminar con la esperanza de encontrar un lugar donde me pudiera cubrir de la lluvia, pero para mi desgracia no había ninguno, lo único que conseguí fueron unas cajas vacías, las acomodé en la banqueta y me acosté encima de ellas, me dormí rezando, pidiendo poder sobrevivir esta noche.
Dormí como no lo había hecho en mucho tiempo, no voy a negar que soñé con Bella por que si lo hice, pero por alguna extraña razón no se sienten como los sueños que he tenido a lo largo del mes, este lo disfrute. Me duché rápido y bajé a desayunar, mis padres estaban en un corto viaje.
—Buenos días— Alice me saludó alegre como siempre.
—Buenos días a ti también, Alice— le respondí de muy buen humor.
—Alguien se levantó contento, no sabes cuando te extrañaba, Edward. Y ¿Podemos saber a que se debe tu buen humor? — me preguntó curiosa, no le puedo decir por que, se que nunca me dejaría olvidarlo.
—No lo sé, simplemente es un buen día- le mentí— Como sea, será mejor que me vaya, no quiero que se me haga tarde- le dije tomando mi jugo.
— Necesitas tomarte un descanso Edward, no todo en la vida es trabajo y mujeres. Aunque te sea muy difícil de creer— agregó sarcásticamente.
—Lo sé, simplemente tengo varios asuntos que arreglar. Recuerda que hace poco asumí el mando.- necesito asegurarme que todo esté perfecto. —Recuerda que si no haces las cosas bien, mejor no las hagas.
Rodó los ojos antes de contestarme —Claro Sr. Perfecto. Por cierto, yo se que esto no te importa— dijo haciendo comillas en el aire -Pero ayer vi a Bella— me congelé en cuanto mencionó su nombre.
—Bella, ¿La chica de la basura? — intenté sonar desinteresado.
—Sabes muy bien a que Bella me refiero. No necesitó aclarártelo— demonios, me conocía tan bien.
— ¿Cómo está? — le pregunté ignorando lo último que había dicho.
—Wow, Edward Cullen se interesa por otro ser humano en una forma no sexual. Nunca pensé verlo— iba a responderle, pero tiene razón, el único interés que encuentro en las mujeres es el sexo. Con Tanya creí que sería la perfecta coartada, ella la esposa ejemplar y yo el cariñoso marido que en sus viajes de trabajo satisface sus necesidades.
—Vale Alice, no entiendo que es lo que sucede contigo últimamente. Siempre que hablas conmigo lo haces de forma sarcástica. Por que no mejor me dices lo que me quieres decir de una vez por todas y dejamos esté estúpido juego— la verdad es que estaba cansado de su actitud, admito que no soy una persona muy tolerante, pero con ella siempre he tratado de serlo.
—Por que no mejor tú me dices lo que sientes, Edward. — me respondió calmada volteándome la pregunta.
— ¿De qué demonios estas hablando? — ¿Lo que siento? Estaba empezando a perder la paciencia.
— Vamos hermanito, no hace falta alterarse. Admite de una vez que te gusta Bella o la basurera, como tú irrespetuosamente la llamabas. Desde el primer momento en que la viste, sentiste algo especial por ella— ¿Querer a Bella? Si claro. En un universo alterno puede ser.
—Eso es lo más absurdo que he oído en toda mi vida. Suponiendo que Bella una basurera, es absurdo que quiera a una persona que he visto dos veces en mi vida. — las palabras se oyeron un poco más fuerte de lo que quería.
—Te recuerdo que Jasper y yo nos enamoramos desde el primer momento. Para que lo niegas Edward, sabes que Bella es tú alma gemela. Es lo que siempre has esperado. Desde hace un mes no has podido dejar de pensar en ella— mi hermana podía ser tan infantil algunas veces.
—Los cuentos de hadas no existen Alice, el amor a primera vista no existe— le grité molesto, no creo que exista el amor, mucho menos el amor a primera vista.
—Niégalo todo lo que quieras, pero sabes que te conozco muy bien para equivocarme— me dijo tomando muy tranquila café. No entiendo por que no se ha alterado aún.
—Bien, supongamos por darte gusto que el amor a primera vista existe. ¿Consideras posible que yo siendo quien soy, me pueda gustar una persona como ella? — le pregunté escépticamente. —Nunca en mi vida me denigraría de esa forma.
Se levantó bruscamente de la silla –Creí que ya habíamos aclarado que ella es una persona como tú y como yo- por primera vez en la discusión mostro enojo.
—No Alice, yo estoy de acuerdo que es una persona, pero no es igual a nosotros. Ella no es digna de mí. — le recalqué.
—No sabes lo que dices, Bella es más digna que muchas mujeres con las cuales tú te casarías. Pero ya me cansé de intentar que lo entiendas, quédate en tu mundo de mentiras. Por que eso es tu perfecto mundo, una perfecta mentira. Un día te darás cuenta de cuanto quieres a Bella y ese día te comprenderás lo equivocado que estuviste al rechazar el verdadero amor por tu soberbia- diciendo esto ultimo salió muy enojada de la habitación.
No comprendía como la discusión se torno a esto, como yo terminé siendo él que esta mal. Lo que más me molesta, es cuanto me hirieron las palabras de Alice. Cuanto dolor me causó el pensar que Bella no es para mí, el decir las duras palabras que dije. ¿Podrá ser cierto lo que dice, Alice? ¿Quiero a Bella?
Necesitó salir de aquí. Le dije al chofer que se tomara el día libre, quiero conducir yo solo al trabajo, necesito pensar. Di vueltas por toda la ciudad, intentando calmarme un poco. Alice está muy equivocada, tiene que estar equivocada. No niego que Bella me ha inspirado ternura, pero nada más. Mis sueños con ella son por el estrés que me causó en mi cena de bienvenida. No puedo querer a una basurera, eso es imposible. Se que nunca la podré ver como una persona digna de mi afecto, es imposible. Estoy seguro que esa pobre chica ni siquiera terminó la primaria, sería ridículo tratar de introducirla en mi sociedad. Sería ridículo que terminara eligiéndola a ella por encima de mujeres muy valiosas. Pero, ¿Por qué a pesar de que sabes eso no puedes dejar de sentir un poco de alegría cuando pienso en ella a mi lado? Se preguntó mi lado lógico. Llegué después de dos horas de dar vueltas por la ciudad a mi oficina.
—Buenos días, Dr. Cullen— me saludó Kate.
—Desvíame todas las llamadas, no estoy para nadie y por favor no me interrumpas. No me importa si me llama el maldito presidente.— le dije azotando la puerta de mi oficina. Trabajé hasta que dieron las dos de la madrugada.
Decidí que no tengo ganas de llegar a la casa, y desayunar mañana con Alice, así que me fui a mi apartamento de soltero. Tal vez no fue buena idea haber regresado a Seattle, puede ser buena idea volver a Inglaterra. Abrir una empresa en allá.
Estaba cayéndose el cielo cuando salí, no recuerdo que estuviera así en la tarde. Manejé despacio por la lluvia. Gracias a mi mala suerte me tocó desviación, mientras esperaba el cambio del semáforo, observé las desiertas calles de Seattle. Vi a una persona tirada en la calle. Me recordó a mi Bella. ¿Mi Bella? Iba a debatir conmigo mismo, pero reconocí ese cajón, era el de Bella. Mi Bella estaba tirada en la acera mientras caía la peor tormenta en Seattle. Me bajé del auto sin pensarlo, lo dejé estacionado a mitad de calle. Pero la verdad no me importaba. Llegué con mi Bella rápidamente. Oh Dios, que esté bien. Suplicaba. La cogí en mis brazos y la llevé al auto, la revisaré en la casa o apartamento. Manejé como loco. —Aguanta mi Bella, ya casi llegamos— le dije acariciando su mejilla. Eso me basto para darme cuenta que aunque lo niegue, estoy enamorado de Bella. Una pobre basurera se ha robado mi corazón.
En cuanto llegué a mi apartamento la arropé en mi cama y la revisé, tuve que mudarla de ropa, decidí hacerlo bajo las cobijas. Lo cual es muy estúpido, soy doctor, estoy acostumbrado al cuerpo humano, no debería de incomodarme tanto. Al parecer estaba bien, tenía un poco de fiebre, pero es controlable. Debe de estar agotada, el impacto del frío debió agotar su cuerpo. Ahora solo me queda esperar a que despierte. ¿Qué se supone que le diré? Hola Bella, verás hace un mes te acusé de ladrona pero desde entonces no he dejado de pensar en ti, creo que me gustas y te quiero para mí, pero no pienses que estoy completamente desquiciado, considerando el hecho de que te he visto dos veces en mi vida. Muy normal. La dejé dormir en el cuarto y me fui a la sala. Me senté en el banco de mi piano y empecé a tocar como nunca lo hacía. ¿Es suficiente lo que siento por Bella para olvidar que es una ingente? La verdad es que aún no lo sé, por primera vez en mis 23 años de vida no estoy seguro. Me quedé dormido en el sillón de la sala.
A la mañana siguiente me despertó un fuerte ruido en mi habitación, salí corriendo para asegurarme que Bella estuviera bien. La lámpara estaba rota en el piso y una Bella muy asustada ya estaba despierta.
— ¿Edward? — me preguntó confundida y con lágrimas en los ojos.
—Calma Bella, estas en mi casa— me acerqué a la cama y no pude evitar abrazarla, había soñado tantas veces con hacer esto. Ella escondió su cabeza en mi pecho mientras se tranquilizaba.
— ¿Cómo llegué aquí? — me preguntó mas calmada, yo me separé de ella sin muchas ganas para contestarle.
—Una vez más nos encontramos en esta enorme ciudad— le dije sonriendo, no puedo negar como el destino ha jugado con nosotros.
—Creo que el destino no nos deja olvidarnos— murmuró para sí misma. Noté un poco de tristeza en sus palabras, pero inmediatamente la borró y trató de darme una de sus hermosas sonrisas. Cuando se dio cuenta que le había mudado de ropa se sonrojó. Un hermoso color rosa. Yo contesté su pregunta silenciosa.
—Tuve que mudarte de ropa, tenías un poco de fiebre. Tenía que calentarte. Pero despreocúpate lo hice bajo las cobijas. — le aseguré.
—Gracias, no tenías que hacer esto. — me dijo aún sonrojada. Como amaba ese color.
— ¿Qué hacías en la calle, Bella? — me di cuenta de la estúpida que sonó mi pregunta —Me refiero a que según Alice estabas viviendo en un asilo.
— ¿Me creerías si te dijera que todo es por mi mala suerte y por mi torpeza? — no pude evitar perderme en sus hermosos ojos cafés, tomé unos minutos antes de indicarle que siguiera. —Alice te dijo bien, gracias a Dios tengo cupo en un asilo. Pero cierran puertas a las 7:30, ayer había mucha gente en el parque, así que aprovechando el trabajo, perdí la noción del tiempo. Así que cuando corrí para llegar no contaba con que tenía dos pies izquierdos, me caí tantas veces, como sea. No llegué a tiempo y todas mis cosas se quedaron adentro, vagué en la calle buscando un lugar para refugiarme, pero no lo encontré. Así que me resigne a quedarme ahí.
—Debiste haber ido al centro comunitario o a un hospital— la regañé sin pensarlo.
—Lo siento, es que no se me ocurrió. Tenía frío— me contestó apenada.
— ¿Quieres desayunar? — le cambié el tema.
—Si, por favor. Hmm, ¿Qué hora es?
—Las 10 de la mañana— me sorprendió lo mucho que dormimos. Me levanté y ordené desayuno al restaurant de enfrente.
— ¿No sabes cocinar? — me preguntó divertida. Creo que se quería burlar de mí.
—Para tu información cocino muy bien. Solo que no tengo comida aquí— y no era mentira, siempre he sido muy bueno en la cocina.
— ¿No tienes comida en tu casa? — yo negué con la cabeza —Así que no es muy diferente tu vida a la mía- se rió diciendo eso, pero yo no le encontré la gracia. —Vamos Edward, es un chiste.
—Lamento que tengas que pasar hambre, Bella— le dije sinceramente.
Ella se quedó callada, con su mirada clavada en la mía. En ese momento seguí mis impulsos, tomé su cara en mis manos y junté nuestros labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario