jueves, 29 de abril de 2010

Capitulo 3: Nadie en casa.


Capitulo 3
Nadie en casa

Me desperté con mucho frío. Me dolía todo el cuerpo, pero sobre todo mi cara. Tuve la tentación de quedarme acostada, pero tenía demasiado frío. Ha pasado una semana desde que vinieron Jame y Victoria. Acomodé mi caja en el lugar de siempre y empaqué mis cosas en mi morral. Siempre trató de ignorar el dolor, pero a veces es muy fuerte. Me senté en la orilla de la calle y empecé a controlar mi respiración. No es la primera vez que James y Victoria me golpean, así que ya se que hacer para aminorar el dolor. Lo único que me preocupa es el corte en mi frente, anoche sangró mucho, eso no es normal, ya debería de haberse cerrado. Cuando sentí que el dolor disminuyó un poco, seguí mi camino. Con el dinero que me dio Carmen y con un poco más que me gané limpiando autos, compraré un cajón para bolear zapatos. Por fin eh juntado el dinero para comprarlo, lo había visto desde hace un mes, así que espero que todavía esté. Por que si lo compró, podré trabajar todas las tardes en el parque y estoy segura que con el favor de Dios tendré que comer todos los días.

Camino a la tienda me detuve en la panadería, la señora a veces me regala el pan que le sobró del día anterior.

—Buenos días pequeña Bella— conozco a la Sra. Cope desde mis primeros años en la calle. De ahí tomó la costumbre de decirme pequeña Bella, pues me conoce desde niña.

—Buenos días Sra. Cope.— le respondí alegremente.

—Oh no me digas que James y Victoria te golpearon de nuevo— me preguntó. Todos en la calle me habían visto en las peores condiciones, me parece que esta vez no estoy tan golpeada como otras veces, es mucho peor cuando los dos están drogados.

Yo asentí en respuesta —Pero ya se fueron, James mencionó algo sobre un viaje, así que no me tendré que preocupar por ellos en mucho tiempo.

Me dio una mirada de lástima, yo entiendo que no lo hace con mala intención, pero odio la lástima. —Esperó que todo mejore cariño— me dijo entregándome unas piezas de pan.

—Muchas gracias.— le dije antes de irme. A veces siento que vivo en un mundo muy hipócrita, no es que sea malagradecida, ni quiero que me resuelvan mi vida, pero siempre fui invisible, la gente solo me nota cuando quiere hacer una obra de caridad, como la Sra. Cope, hay veces que no me da pan por que le da vergüenza que me vean los clientes. Y yo lo entiendo, quien quiere comprar comida en una tienda donde entró una indigente sucia, es asqueroso. Pero no es tiempo de quejarme, el mundo es como es y no lo puedo cambiar, lo único que puedo hacer es sobrevivir.

Terminé el pan rápido y fui a comprar a la tienda de cosas usadas. Estaba muy emocionada, hoy tendría como quien dice un trabajo, soñé mucho tiempo con juntar el suficiente dinero para poder comprarlo. Llegué a la tienda, el señor casi me corre en cuanto me vio entrar, pero cuando le enseñé que tenía dinero y quería comprar me dejó entrar. Creo que le dio un poco de pena cuando me vio la cara por que me perdonó los 3 dólares que me faltaban para comprar la *tinta para bolear.

Bueno, ya lo compré, no tengo nada de dinero pero se que pronto tendré. —Hora de trabajar Bella— me dije. Cuando llegué al parque me puse a trabajar de inmediato, me acomodé el cabello, de tal forma que no se me notará mucho el corte de mi frente, cuando vi mi reflejo en el vidrio de la tienda, me sentí un moustro, entendí por que él dueño me corrió en cuanto me vio. Creo que es un poco temprano, por que nada mas había dos personas ahí y ninguna quiso que les limpiara los zapatos. Pero no me desanimó, se que pronto tendré clientes.

Llegó el mediodía y yo solo le limpié los zapatos de dos personas, creo que será mejor que cambié de parque. Tal vez deba de ir al parque que esta cerca de la empresa Cullen, creo que ahí será un buen lugar para trabajar, un día fui y había muchos señores con traje, estoy segura que alguno necesitará una boleada. Esperanzada junté mis cosas y empecé a caminar hacia el parque de la arboleda.
***
Tuve la peor de las noches, no dejé de soñar con la sucia basurera. Pero hoy me encargaré de eso. Tomé mi celular y busqué en la agenda hasta que encontré el número que quería, se lo habría pedido a mi secretaria, pero necesitaba ocuparme de eso ahora.

—Hola Edward— contestó al primer timbre Lauren. —Que bueno que me llamas, no eh dejado de pensar en ti— oh, apuesto que no. Nadie deja de pensar en mí, nunca.

—Buenos días Lauren, me alegra escuchar eso. Solo llamé para decirte que mi secretaria te enviará la dirección donde quiero que nos veamos. A las 10 de la noche. — sabía de antemano que ella estaría mas que encantada en ir.

— ¿En serio? — me preguntó sorprendía, después de todo, no acostumbro llamarles a mis amantes.

—Acaso parece que estoy bromeando— le dije irritado, llevamos mucho tiempo hablando.

—Claro que no— me dijo rápidamente —Te veré ahí y esperaré con ansias ese momento.

—Esta de mas decirte que no me gusta esperar, así que si te retrasas un solo segundo, mejor no vayas— le aclaré, no me gusta que la gente me haga esperar. Mi tiempo vale oro.

—No lo haré— me dijo antes de que le colgará.

Esta noche me aseguraré de no pensar en los ojos de la basurera. Me metí a bañar y pedí mi desayuno en mi cuarto, no tengo ganas de bajar hoy. Me tomé la mayoría de la mañana para hacer ejercicio, necesitaba canalizar mi estrés en algo. Terminé y me fui a la oficina, antes de llegar a la oficina, le dije al chofer que me llevará al parque que esta cerca de mi empresa, me gusta ir ahí para relajarme, me recuerda cuando era pequeño y venía con mi papá. Me senté en mi banco favorito y me puse a leer el periódico, como amo estos pequeños momentos de soledad. Estaba disfrutando de mi lectura, cuando fui interrumpido por una niña.

—Disculpe señor, ¿No quiere que le limpie los zapatos?— me congelé al oír su voz. No puede ser, el destino está contra mí. Bajé el periódico para comprobar, era la basurera. Su cara se llenó de miedo en cuanto me reconoció, lo que mas me molesto de eso, fue que realmente me doliera. ¿Por qué me importa que la basurera me tenga miedo o no? Compórtate Edward, no quieres ser el mismo patán de la vez pasada, mi conciencia me dijo. Antes de que pudiera responderle me dijo apresurada —Lo siento señor, yo no sabía. Perdón por molestarlo.— se disculpó, iba a irse pero la detuve del brazo. Cuando la toqué sentí una electricidad muy rara, mis ojos se posaron en los suyos, fue ahí cuando observé bien su rostro, estaba destruido. ¿Quién la golpeó así? Y por que a pesar de que esta golpeada, me parece tan hermosa. Me quedé callado antes de poder formular una palabra.

—Me parece que mis zapatos están sucios— fue lo primero que se me ocurrió. Creo que la tomó por sorpresa por que se quedó observándome por unos minutos, hasta que aclaré mi garganta.

—Perdón, ¿Quiere que se los limpie?— me preguntó. Yo le dije que si con la cabeza. Ella se quedó parada sin hacer nada. Esto me dio tiempo de observarla bien entendí por que Jasper había sentido tanta compasión por esta niña, estaba vestida con una sudadera negra, sucia y rota. Su pantalón, carecía de tela, sobretodo de las rodillas. Y sus zapatos, se podía observar sus delgados y sucios calcetines. Me imaginó el frío que debe sentir en la noche, su pequeño cuerpo se ve tan indefenso.

Ella estaba esperando que me siente. En cuanto lo hice, colocó mi pie en el cajón y empezó a limpiar con un pequeño trapo, se notaba que había sido cortado de una prenda. ¿Qué demonios estoy haciendo, 5 minutos atrás quería olvidarme de ella para siempre y ahora la dejó que me limpié mis zapatos? Y lo peor es que no me arrepiento. No podía evitar sentirme un poco preocupado por los golpes en su cara, sobre todo el corte que tiene en la frente.

— ¿Qué te sucedió, Bella?— le pregunté, ella levantó sus grandes ojos cafés y me vio con asombro —Me refiero a tu cara, ¿Te caíste?— ella bajó la cabeza antes de responderme y siguió limpiando.

—Hmm…yo…noche estaba… caí del bus— me contestó tartamudeando, parece mentira es una indigente y no sabe mentir. Y yo que injustamente la acusé de ladrona, cuando ni siquiera le puede mentir a un extraño.

—Creo que no sabes mentir, Bella— le dije, ella de nuevo me volteó a ver son sus hermosos ojos, ahora llenos de vergüenza, sus mejillas se pintaron de un hermoso color rosa y no pude evitar quedar atrapado en ellos.
***
— ¿Qué te sucedió, Bella?— me preguntó curioso, no pude evitar verlo confundida y asombrada por su pregunta. No se por que le mentí y le dije que me había caído, pero sin duda su respuesta me tomó por sorpresa. Cuando volteé a responderle no pude evitar quedarme atrapada en sus ojos esmeraldas, son tan hermosos. Pasaron unos minutos antes de que le pudiera responder.

—Es que no les quise dar dinero— le contesté en automático, aún perdida en sus ojos.

— ¿Te intentaron robar?— me dijo ¿enojado? Yo asentí con mi cabeza. — ¿A ti?— me volvió a preguntar.

—Bueno, es que no es que me roben… bueno si me roban— argh ¿Por qué me pone tan nerviosa hablar con él? O en primer lugar ¿Por qué estoy hablando con él? Me acusó de ladrona hace dos días, parece que el destino no me quiere dejar olvidarlo. Él sonrió ante mi respuesta.

—Sabes lo complicado que es leerte— me dijo riendo. Yo sonreí junto con él. No pude evitar sonrojarme cuando me encontraba con esos hermosos ojos verdes. Trabaja, Bella. Me recordé.

— ¿Puedes subir tu otro zapato? Por favor— le pedí. Él lo subió y seguí trabajando, tenía que salir de aquí antes de seguir diciendo más estupideces.

— ¿Ya fuiste a un hospital?— insistió en el tema de mi cara. Yo negué con la cabeza sin levantar mi cabeza, no quería perderme en sus ojos de nuevo. —Deberías ir, el corte en tu frente está infectado. — me dijo.

— ¿Eres doctor?— le devolví la pregunta.

—Soy Edward Cullen— me respondió muy orgulloso. Pero no respondió mi pregunta, un momento ¿Cullen?

— ¿Cómo farmacéuticos Cullen?— le dije.

—Así es— me respondió orgulloso.

—No pensé que él dueño fuera tan joven— me imaginé a alguien mayor.

—Mi abuelo inició la compañía y mi padre y yo lo hemos seguido— me dijo. Por fin terminé de limpiar sus zapatos.

—Bueno, listo. Tus zapatos como nuevos— dije mientras recogía mi cosas.

—Gracias— dijo entregándome un billete de 100 dólares.

—Lo siento, no tengo tanto cambio. Tal vez si me das un billete de 5— se lo devolví.

—No te estoy pidiendo cambio— me dijo sin aceptar el dinero. Yo no podía aceptar 100 dólares por eso, tengo mi dignidad, no me gusta la lástima. Trabajó para ganarme mi dinero. Nunca, nunca en vida eh pedido limosna, prefiero comer todos los días en el basurero a hacerlo. Es lo único que puedo controlar en mi vida.

—Por favor, solo dame un dólar— le supliqué. Él se quedó pensando por un momento, pero después sacó su cartera y me entregó un billete de 5 dólares.

—Quédate con el cambio y no voy a aceptar más devoluciones— me dijo dejando en claro que no había lugar para discusiones.

—Me parece bien, así tendrás 4 boleadas gratis— le dije sonriendo, sabía que había ganado esto.

—De acuerdo, tú ganas está, pero la próxima vez lo haré yo— me dijo riendo. —Tengo que irme, pero te recomiendo que vayas a un hospital. No creo que eso se vea bien. Mi amigo Jasper trabaja en un centro comunitario, creo que ahí se encuentra un dispensario medico.

—Si, me dio su tarjeta — creo que la guardé en mi morral —Gracias, iré a verlo el sábado— le dije y me fui muy confundida. Ese hombre me acusó y me maltrató el sábado y hoy se había portado increíblemente bien, por que eso me hacía sentir tan emocionada. Borré esos pensamientos de mi cabeza y seguí trabajando. Cuando vi que anocheció, decidí que era momento empezar a caminar. No voy a pagar por el bus esta noche mejor compraré una hamburguesa o una pizza. Tengo tanta hambre, que me podría comer una vaca.

Tardé mucho en llegar al puesto de comida, pero al fin lo hice. Ordené una hamburguesa doble, unas papas fritas y una malteada. Lo se, parece que es mi cumpleaños, pero creo que después de lo que sucedió anoche me lo merezco, por lo general ahorro el dinero lo mas que pueda. Pedí para llevar mi comida, hace mucho tiempo que no disfruto una cena en mi puente. Por fin, después de un día muy largo llegué a mi casa. Acomodé mi cobija y me senté a cenar. No puedo dejar de pensar en Edward, en sus hermosos ojos verdes.

—Edward no me puede gustar— me dije a mi misma —Vivimos en mundos aparte— eso sin mencionar que él nunca, nunca sentiría mas que lastima por mi. Creo que lo mejor es que no vuelva a ese parque, tengo que olvidarme de él para siempre. Terminé mi cena al final sin muchas ganas y acomodé mi cama.

A la mañana siguiente mi cabeza dolía demasiado, sé que tengo que ir con un doctor, como dijo Edward. Pero no me quiero arriesgar a encontrarlo ahí, aunque él solo mencionó que Jasper trabaja ahí, nunca dijo que también él. Argh, pero me duele mucho la cabeza, creo que iré y si veo a Edward me esconderé. Si esa es la mejor solución. Pero primero necesito bañarme, no puedo ir así. Recogí como todas las mañanas mis cosas y fue a la gasolinera a bañarme.

Decidí que hoy no trabajaría, me quedaron dos dólares de mi trabajo de ayer, así que con eso compraré comida. Busqué por mucho tiempo el centro comunitario, estaba en el centro de la ciudad. Entré al edificio y había una pequeña mesa que decía recepción.

—Bueno tardes— creo —Estoy buscando a Jasper.— le dije tímidamente.

—Llega a las 2, puedes esperarlo ahí— me respondió señalándome unas sillas. Vi el reloj en la pared, son las 12:45, no es como si tuviera que hacer algo importante, así que solo me senté a esperar a Jasper. Estaba concentrada leyendo mi viejo libro.
— ¿Bella?— escuché a Jasper llamarme.

—Hola, te estaba esperando— le dije sonrojándome.

—Dios, ¿Qué te sucedió?— me preguntó alarmado.

—Me caí— le mentí, esta vez mejor de la que lo hice con Edward —Estaba muy resbaloso el piso. Creo que aún así no me creyó, pero dejó el tema pasar.

—Bien, déjame conseguir un cuarto y vengo por ti— me dijo entrando por unas puertas de vidrio. No se tardó mucho en venir por mí y me llevo a un pequeño cuarto color crema y una cama de consultorio. —¿Por qué no te acuestas Bella?— me dijo amablemente. Yo lo obedecí y me acosté en la cama. Él se puso unos guantes y empezó a revisarme — ¿Hace cuanto te lastimaste?— me preguntó.

—Ayer— le dije.

—Bella…— me respondió.

—Hace una semana— le dije sinceramente. Él suspiró pesadamente.

— ¿Por qué no habías venido antes? Por eso se infecto, sin mencionar que necesitas sutura— me regañó.

—Perdón, es que eh tenido mucho trabajo en esta semana— y no era mentira, lavaba carros todo el día para comprarme mi cajón.

—No pensé verte tan pronto— me dijo serio —Pero es bueno que te vea, te quería dar los datos de un asilo municipal. Es muy bueno, te dan una cama permanente.

— ¿Cama permanente? Auch— sentí un piquete en mi frente.

—Lo siento, es para la sutura— se disculpó. —Así es, te dan una cama permanente, las puertas se cierran a las 7:30. Así que tiene tiempo de trabajar, solo dan una comida al día, pero creo que es mejor que nada. — pensé por un momento antes de contestarle.
—Pero si tienen camas permanentes es muy difícil entrar, ¿no?— no me gusta quedarme en los asilos, una vez me robaron todas mis cosas. Desde esa vez nunca volví a quedarme en uno. Prefiero mi casa debajo del puente.

—Es un poco difícil, pero digamos que hablé con un amigo, así que tendrás una cama— me respondió.

— ¿Por qué me ayudas?— le pregunté sin pensarlo.

— ¿Por qué no habría de hacerlo?— me devolvió la pregunta.

—Porque soy una indigente— le respondí en automático.

—Hmm, ¿Crees que no debería de ayudarte por que eres una indigente? Bella, trabajo en un centro comunitario para personas sin hogar, así que creo que es la razón principal por la que te ayudó— me dijo sonriendo.

—Me refiero a que no deberías de perder tanto tiempo en mí— le dije. — No creo que te tomes tantas molestias por las demás personas.

—Ok, Número uno: Tienes razón, a ti te prestó más atención. Y número dos: no pierdo ningún tiempo ayudándote y créeme que tú me ayudas más. — bien, ahora estaba mas que confundida.

—No entiendo. — yo no lo puedo ayudar en ninguna forma.

—Cuando te vi por primera vez, me recordaste a una persona. Así que digamos que al principió necesitaba sentir que la estaba ayudando a ella. Pero cuando rechazaste el dinero de Edward realmente me quedé asombrado, no creo que muchas personas lo hubieran hecho, incluso si no están en la misma situación que tú— lo que me gusta de hablar con Jasper es que no teme "insultarme" haciendo referencia a mi vida. —La verdad es que esa noche me dejaste pensando muchas cosas, incluyendo a la persona a la que me recordaste. — se quedó pensando por un momento— Como sea, cuando te vi en la tienda sentí que el destino quería que te ayudará y yo lo acepte con gusto.

Sabes, Alice dice que yo tengo un don de leer los sentimientos y el carácter de las personas. — me encanta como al hablar de Alice sus ojos se iluminan. —Supe que nunca recibirás dinero que no te hayas ganado. Así que lo único que se me ocurrió hacer fue darte mi tarjeta y esperar a que acudieras a mí, aunque la verdad nunca pensé que ibas a venir por esto. Debo confesarte que Alice y yo pensábamos ir a buscarte.

— ¿A buscarme? Wow, nadie me ha dicho algo tan bonito. — su cara se llenó de tristeza, tal ves algunas personas si me pueden querer aunque sea indigente.

— ¿Te puedo hacer una pregunta?— me dijo. Terminando de suturarme, me puso una gasa en las puntadas y se puso frente a mí.

—Claro, no es como si tenga algo importante que hacer— le dije bromeando. Aunque no creo que le haya dado mucha gracia.

—Siéntete libre de no responderme, no me sentiré mal si no lo haces— yo asentí — ¿Dónde está tu familia?— su pregunta me tomó en completa sorpresa, me quedé callada.—Sabes que, olvida que te pregunte. Mejor vayamos a que comas algo— me dijo levantándose de la camilla. Tomé aire antes de contestarle.

—Charlie y René eran o son drogadictos. No se que sucedió con René, Charlie me parece que se rehabilito, ahora está casado y tiene dos hijos— le contesté.

— ¿Cuántos años tienes?— me volvió a preguntar.

—Creo que 18— le dije dudosa.

— ¿Crees?

—Nunca festejé ningún cumpleaños, así que no recuerdo mi día de cumpleaños. Me parece que un día vi en mi acta de nacimiento que decía 13 de septiembre, pero no estoy muy segura. Además no es como si importe mucho— nunca en mi vida eh festejado un solo cumpleaños, así que es un día cualquiera.

— ¿Te importaría contarme tu historia?— me preguntó directo. No se si deba contársela, quiero decir, no lo conozco, aunque no creo que planeé hacerme algo. —Me gustaría poder ayudarte Bella, en serio que si. Pero necesito saber que paso. — si que es bueno leyendo las emociones.

—Como te dije antes, mis papás eran drogadictos. Fueron novios de preparatoria, me parece que los dos se drogaron por primera vez juntos y después de esa vez, nunca pararon. Obviamente René se embarazó por error, nunca me dejó olvidarlo— no pude evitar derramar lágrimas, recordando las veces que René me decía que yo era lo peor que le sucedió en la vida —Siempre me repetía que se arrepentía de no haberse dado cuenta de su embarazo a tiempo, para así haber podido a…abortarme— le dije sollozando. Él puso una mano y mi hombro y con la otra me empezó a formar círculos en la espalda.

—Está bien cariño, no necesitas decirme más si no puedes— me reconfortó.

—Necesito hacerlo, necesito que alguien me escuché— le dije calmándome un poco. —Con Charlie no era muy diferente, él nunca hablaba conmigo. Siempre me ignoraba, hacía de cuenta que no estaba ahí. Cuando tenía 6 años le rogué a René que me dejara ir a la escuela. Charlie la convenció diciéndole que no estaría en la casa la mitad del día. — creo que fue lo único que hizo por mí —Entré a la escuela cuando tenía 7 años, pero René me sacó cuando tenía 9. Según ella las maestras no dejaban de quejarse sobre su falta de cuidado hacia mí. A mi me gustaba mucho ir a la escuela, es lo que mas extrañó. Siempre intenté volver, pero no podía pedir cupo. Me hubieran mandado a un orfanato. Un día Charlie llegó a la casa al mediodía, a mi se me hizo muy extraño por que él solo regresaba en la madrugada, si es que lo hacía. Él y René como siempre empezaron a discutir. Pero esta vez fue diferente por que había regresado por sus cosas, estaba decidido a irse. Tomó su maleta y salió por la puerta, ni siquiera me dio una mirada antes de irse. René descargo como todos los días su enojo hacia mí. Al final del mes ella no pudo pagar el alquiler, así que nos echaron. Ella le habló a uno de sus "amigos" y se fue con él. Me dijo que no podía llevar con ella, ni aunque quisiera. — Volví a sollozar en esa parte —Me dejo sola afuera de una gasolinera. Tenía 11 años. Estaba tan asustada. — No es que haya tenido mucho pero al menos con René y Charlie tenía una cama.— Le supliqué, le supliqué tanto que me llevará con ella. Que por favor no me dejará. Ella solo se rió y me dijo que había arruinado su vida una vez, no iba a dejar que se la arruinará otra vez. — Tomé aire antes de continuar —Me quedé todo el día llorando, suplicándole a Dios que René volviera. Pero nunca lo hizo, yo…yo no sabía que hacer. Esa primera noche me escondí en un basurero, tenía tanto miedo de la policía. De que me llevarán a un orfanato. René creció en uno y me dijo que ella hubiera preferido vivir en la calle. Así que seguí su "consejo". Los primeros dos años fueron difíciles, pero después me acostumbre. Cuando tenía como 16 años, vi a Charlie salir de un restaurant con su familia, lo seguí hasta su casa, tiene una casa bonita. Pequeña pero bonita. Esa vez me emocioné mucho, creí que él me recibiría con los brazos abiertos, se veía que ya no era el mismo de antes. Empecé a soñar con lo que creí sería mi nueva vida. Ese día me bañé y me puse mi mejor blusa. En cuanto abrió la puerta me reconoció, yo lo iba a abrazar pero me detuvo antes de que lo hiciera. Me dijo que no tenía dinero, ni comida, que no volviera a molestarlos. Me cerró la puerta en la cara, no sin antes advertirme que si no me iba ya llamaría a la policía. Yo salí corriendo de ahí. Toda mi vida me engañé, diciéndome que si Charlie y René no hubieran sido drogadictos, me habrían amado y hubieras sido una hermosa familia. Pero en ese momento comprendí que eso era solo un sueño, ellos no me querían y no me quieren ahora. Yo solo soy un error de la naturaleza, que creció y se convirtió en un parasito de la ciudad— según algunas personas.— Algunas veces, cuando estoy sufriendo demasiado, me permito soñar. Me permito soñar en la que Charlie, René y yo somos una familia feliz, como la que tiene ahora Charlie. Pero se muy bien que todo es un sueño, conozco mi lugar. — terminé. Nos quedamos en un cómodo silencio por unos minutos. Él me trajo un poco de agua.
—Lamento tanto todo lo que has tenido que pasar, Bella. Nadie debería hacerlo, pero al mismo tiempo te admiró. No puedo creer que después de todo lo que te ha pasado no odies la vida. — me dijo honestamente.

—Por mucho tiempo la odié, al igual que odiaba a Charlie y a René. Pero después me di cuenta que ellos viven en una miseria mas grande que yo, si es que René vive. La verdad agradezco cada día que despierto, se que Dios me tiene aquí por alguna razón, creo que eso es lo que me a mantenido de pie estos años en la calle.

—Gracias por compartir tu historia conmigo. — creo que Jasper y yo podemos llegar a ser buenos amigos.

—Gracias a ti por escucharme. Necesitaba que alguien me escuchara. — se siente tan bien poderse desahogar con alguien que realmente te escucha.

—Bella recuerda que esas personas que te dieron la vida son los que se equivocaron, son los que deberían de estar en estos momentos en la calle. O en la cárcel. —me dijo enojado.

—Lo que suceda con Charlie y René ya no me importa. Ellos están muertos y enterrados
en mi memoria desde hace mucho tiempo— le contesté.

—Me parece bien. ¿Te gustaría ir a comer con Alice y conmigo? Ella esta terminando con unas cosas aquí en el centro y le encantaría que nos acompañases. — me pidió.

—No crees que sea mucha molestia— le dije tímida.

—Claro que no, recuerda que te dije que no solo quiero ayudarte, también quiero ser tu amigo— yo acepté su invitación. Esperó que todo salga bien.

Bien, tercer cap. Gracias por leer ^^. Actualizo mañana :)

Sally CH

domingo, 11 de abril de 2010

Capitulo 2:Sueños rotos


Me desperté con un gran dolor de cabeza, nunca vuelvo a salir con mis hermanos. Me levanté de la cama y bajé a desayunar, tengo mucha hambre. En el comedor estaba mi mamá y la señora que nos sirve.

—Buenos días, Edward. ¿Dormiste bien?— me dijo dándome un beso en la mejilla.

—No muy bien mamá. Digamos que una cena con tus hijos no fue una de mis mejores bienvenidas. — me quejé mientras me sentaba. El desayuno olía exquisito.

—Oh, estoy segura que no fue tan mala. — se rió — ¿Irás hoy al hospital?— me preguntó.

—No lo sé, primero quiero ir a la empresa. No se si me de tiempo de ir al hospital— le respondí.

— ¿Qué demonios te sucede?— me dijo Alice golpeándome en la cabeza, haciéndome derramar el café en mi pijama.

—Maldición Alice, hiciste que derramara el café— le reclamé enojado.

—Lenguaje jóvenes— intervino mi padre — ¿Alice por que golpeaste a tu hermano?

— Él sabe muy bien por que lo hice. Este pedazo de imbécil hizo alusión a su no ayer — oh se refería a la basurera.

—No pienso discutir ese asunto contigo, Alice. Así que si me disculpas, iré a bañarme. — le dije poniéndome de pie —Un gusto verte, papá. Hablamos mas tarde. Por favor ordena que suban el desayuno a mi habitación, madre.

—Un momento Edward, por favor elabora lo que esta diciendo tu hermana. — me pidió mi mamá.

—No es nada importante mamá, te aseguro que solo es Alice y su imaginación— le contesté un poco fastidiado.

— ¿Un acto de mi imaginación? Jasper me contó todo, Edward. Con detalle— dijo lentamente como si no comprendiera nada.

—Me alegro que Jasper y tú tengan buena comunicación— le dije sarcásticamente.

—Ella no se lo merecía Edward— me reclamó.

—Por Dios Alice, ni siquiera la conoces— como podía sentir simpatía por esta extraña.— Y peor aún es una basurera.

—Eres insoportable— dijo sentándose cruzada de brazos.

—Bien basta de eso. Alice, explícanos de quien hablas cariño— me preguntó mi padre preocupado.

—Anoche cuando salimos a cenar, él— dijo señalándome —Y la Srita. Superficial tuvieron una pelea, muy humillante por cierto— rodé los ojos ante su comentario. —El asunto es que cuando salieron del restaurant Edward encontró a una chica en el basurero.

—Oh Dios, ¿En el basurero?— preguntó mi mamá.

—Si mamá, estaba buscando comida en un basurero. Y este imbécil la maltrato y la acusó de ladrona.— esto se estaba haciendo tan aburrido.

—Lo diré solo una vez. Puede que me haya equivocado sí, pero las circunstancias eran muy obvios. Además, al final fue mejor para ella. Recuerda que le di mas dinero con el que puede soñar en tener— no se mucho sobre esa vida, pero no creo que una persona que come de los basurero reciba 100 dólares en una noche.

— ¿Le diste? Se lo aventaste como a un maldito perro.— juró que Alice puede ser tan dramática.

— ¿Edward, es cierto eso?— creo que esta es mi señal.

—Mamá, por favor. Ya dije todo lo que tenía que decir— les dije saliendo del comedor. Definitivamente mi apetito se arruinó, de hecho parece que todo el día.
Después de tomar no mi tan placentero baño, salí a la oficina. Tengo muchas cosas en que pensar, muchas mas importantes que una basurera de ojos café. ¿Ojos café? Bien, ahora por culpa de Alice la recordaré todo el día y hasta con el color de sus ojos. Y como si el cielo quisiera burlarse de mí, en ese momento sonó mi móvil. Era Emmett.

—Por favor Emmett, si me llamas para reclamarme lo de la basurera, ya puedes colgar.— le dije sin darle oportunidad de hablar.

—Hermano tienes problemas, no se de que demonios estas hablando. Creo que tu amargura te consumió el cerebro— aunque sabía que no podía verme, rodé los ojos ante su comentario. —Te llamaba para invitarte esta noche al nuevo club, ¿Qué dices?

—No gracias, creo que me bastó con la cena de anoche.

—Oh vamos Eddie, yo se que quieres venir.

—Vuelve a decirme Eddie una vez mas y será lo último que digas, Emmi.

—Si claro, engáñate.— me dijo entre risas —Bueno, nos vemos a las 9. Te dejo los datos con tu secretaria. Adiós— me dijo antes de colgar.
Demonios, ahora tendré que soportar a Alice y a Jasper toda la noche. Aunque pensándolo bien, es perfecto. Ahora no tengo que preocuparme por Tanya, puedo tener a todas las mujeres que quiera. No es como si antes no pudiera, pero no era tan divertido si tienes que preocuparte por tú novia.

—Buenos días, Dr. Cullen— me saludó la que asumo es mi nueva secretaria.

—Buenos días…?— no sabía su nombre.

—Kate— me dijo.

—Kate, claro— debo decir que es una bella mujer, lástima que trabaja para mí. No soy tan idiota como para meterme con mis empleadas, tengo una reputación que cuidar.

—Mándame los informes que envío mi padre, por favor. — enseguida me envió los papeles, pero por mas que quería no me podía concentrar, solo podía pensar en la maldita basurera y en sus hermosos ojos color chocolate.
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Me desperté muy temprano, antes de que llegará la gente y llamará a la policía. Olía horrible, necesitó una ducha urgentemente. Hmm tal vez pueda ir a la piscina pública y escabullirme. Es mi mejor opción. Mis ojos me ardían mucho, eso sucede cuando aparte de no dormir, lloras hasta quedarte sin lágrimas. No entiendo por que las palabras de ese extraño me duelen tanto, ya estoy acostumbrada a que la gente siempre me vea mal. Tengo que olvidarme de él y mejor pensar en como conseguir comida y llegar a mi puente. Caminé por mucho tiempo, decidí descansar un poco afuera de un minisúper. Tengo mucha sed, creo que atrás de la tienda debe de haber un grifo de agua o algo. Me levanté ignorando la protesta de mis pies y sí, gracias a Dios había una manguera. Empecé a tomar agua desesperada, tenía mucha sed.

— ¿Qué estas haciendo, niña?— oí la voz de una señora detrás de mí. Cuando volteé vi que era una señora, tenía alrededor de 50 años, tenía una cara que no pude identificar.

—Lo lamento, sólo tomé un poco de agua— le dije tomando mi mochila de piso.

—Pero esa agua esta contaminada, no deberías hacer eso. Te puedes enfermar— me dijo preocupada.

—No se preocupe, eh tomado agua en peores condiciones. Creo que esta es el agua más limpia que eh tomado.— le dije con una sonrisa. Siempre es agradable saber que también hay gente que nos considera personas.

—Lamento escuchar eso cariño— me dijo sinceramente — ¿Quieres un poco de jugo o leche?

—Si— le dije rápidamente. Cuando me di cuenta que me escuché desesperada, me sonroje como siempre lo hago. —Por favor—Ella se rió ante mi reacción.

—Vamos adentro— abrió la puerta trasera de la tienda, me imaginó que ella es la dueña. Entramos a un pequeño cuarto, había una pequeña mesa con dos sillas.

—Siéntate cariño, te traeré leche y algo de comer, me imaginó que también tienes hambre.

—Muchas gracias señora— en ese momento mi estomago hizo un ruido de agradecimiento. —Perdón.

—No tienes nada que agradecer, ni nada por que disculparte. Y dime Carmen, ¿Tú tienes nombre?— me preguntó.

—Sí, me llamo Bella— le respondí.

—Mucho gusto Bella. Enseguida vuelvo— salió por otra puerta, supongo que la que lleva la tienda. Tengo que ir al baño, creo que también aprovecharé para lavar mi ropa, no se cuando vuelva a tener una oportunidad así. Esperaré a que Carmen vuelva, no quiero que piense que me fui o algo así. Carmen no tardó mucho en volver, me dio un cartón de leche, un sándwich de jamón y un paquete de mini donas. Alzaré esas para la cena. Comí rápidamente mi sándwich, sabe tan rico. —Y, dime Bella. No te había visto por aquí, ¿buscabas algo en especial?

—Sí— le contesté mientras tomaba mi leche — Estaba buscando trabajo, pero no eh tenido mucha suerte. Así que decidí mejor regresar a mi casa— no necesito asustarla diciéndole que vivo debajo de un puente.

—Oh, pues hoy debe de ser tu día de suerte. Mi empleado se reportó enfermo, así que necesitó un poco de ayuda, si tienes que volver ahora a tu casa lo entiendo. Pero si no, ¿Te gustaría ayudarme en la tienda hoy? Te pagaré por el día completo. — cuando dijo eso casi me atraganté con mi sándwich.

—Muchas gracias— era lo único que podía decirle. En cuánto termine mi desayuno la alcancé en la tienda, era un minisúper, algo me decía que no necesitaba un ayudante. Esta señora probablemente es pariente de Ángela. —Carmen— le llamé tímidamente — ¿Te importa si uso tu baño primero? Creo que no daré muy buena impresión con esta ropa y oliendo de esta manera.

—Claro que no Bella. Siéntete libre de usarlo, puedes tomar un detergente de ahí— me señalo el estante de limpieza —Quédatelo, espero que te sirva. — yo le agradecí y me metí al baño a lavar mi ropa y a lavarme a mí. Creo que duré como una hora entre limpiarme y limpiar mi ropa, pero aunque estaba mojada, se sentía tan bien lavada.

Me puse el mismo pantalón y mi sudadera.

En cuanto salí del baño me puse a trabajar, era un trabajo muy simple. Solo tenía que acodar las cosas en su lugar y limpiar algunos pasillos. Nada que requiriera mucho esfuerzo, pero aún así hice lo mejor que pude.

El día pasó sin ningún problema, Carmen me contó que ella es la dueña de esta tienda. Es madre soltera, su esposo murió hace muchos años. Me dijo que tiene un hijo de 20 años que está en la universidad. También me dijo que lo más probable es que cierre su tienda antes de fin de año, eso me dio mucho remordimiento, no quería que gastara su dinero en mí.

—Te lo digo, Bella. Que cierre mi tienda no significa que no te pueda ayudar. Iniciaré otro negocio y todo estará bien. — me aseguró.

—Muchas gracias, pero no puedo aceptar que me dinero. — no podía aceptar su dinero, sabiendo que le podía hacer falta a ella o a su hijo.

—Claro que lo puedes aceptar, te lo has ganado. Además me haría sentir muy mal que no lo hicieras y estoy segura que no quieres eso ¿verdad?— definitivamente Carmen es una de las personas más buenas que eh conocido en mi vida.

—Se que lo eh dicho muchas veces este día. Pero gracias por ayudarme y tratarme como una persona. — para mi sorpresa me abrazó.

—Oh Bella, espero en serio que te vaya bien. Eres una hermosa persona, no dejes que las personas que no estén felices se aprovechen de ti para hacerse sentir superiores. — en cuanto dijo eso lo único en lo que pude pensar fue en Edward, en sus tristes ojos verdes. No sería la única persona que conozco que tiene mucho dinero y no es feliz, a veces eso me consuela, pues aunque no tenga dinero ni nada, disfruto las pequeñas cosas de la vida. —Creo que si está bien contigo me iré ya, para poder tomar el bus— ya quiero llegar a mi puente, no hay nada como el hogar.

—Claro, no hay problema— me dijo —Espera aquí, tengo algo que darte. Si viene algún cliente dile que enseguida vuelvo— me dijo entrando al cuarto de descanso. Yo busqué en la guía cual bus tomar hacia mi calle.

—Buenas noches— dijo una voz muy familiar. Levanté mi cabeza para ver quien era, mis mejillas se pintaron de rosa en cuanto lo reconocí.

— ¿Bella?— me dijo Jasper muy sorprendido.

—Hola— le dije tímidamente.

—No sabía que trabajas aquí. — es muy extraño verlo en un minisúper, no creo que sea del tipo que hace las compras en la casa y menos en una tienda pequeña.

—No trabajo aquí, bueno solo trabajé aquí por hoy— Me di cuenta que venía con una pequeña mujer, muy hermosa. Tenía cabello negro, corto y con sus puntas desordenadas. Su cara tenía facciones muy finas y sus ojos un verde profundo, como los de Edward.

—Hola— me dijo muy alegremente —Soy Alice, prometida de Jasper. Me contó lo que sucedió anoche, lamento que mi hermano se haya comportado de esa manera. No tenía ningún derecho de maltratarte. — Oh son hermanos, eso explica los ojos.

—No te preocupes, estoy acostumbrada— Le dije sin cuidado. Cuando lo dije eso su cara se lleno de preocupación y tristeza. Entiendo la tristeza, pero la preocupación no. —Me refiero a que…. Bueno no se a que me refiero— le dije avergonzada. Esto los hizo reír. — En fin, ¿En qué los ayudo?

—Lo había olvidado— me entregó una botella de agua. Carmen llegó en ese momento y les cobró. Antes de irse Jasper me entregó una tarjeta.

—Soy voluntario en un dispensario médico, así que si algún día tienes algún problema o necesitas algo no dudes en ir, estoy ahí los fines de semana— él me caía muy bien, gracias a Dios eh encontrado gente muy buena en estos días, claro sin contar a Edward. Tal vez es la forma en la que Dios me dice que no se ha olvidado de mí.

—Y si me necesitas me puedes contactar por medio Jasper— dijo Alice con una enorme sonrisa, no se en sus ojos había algo raro, como si supiera algo que no me quiere decir. ¿Qué cosas estoy diciendo? Apenas me acaba de conocer —Estoy segura que seremos muy buenas amigas— me dijo antes de cerrarme el ojo.

—Gracias, creo— aunque me daba un poco de miedo, no podía evitar sonreír ante su energía. Carmen me entregó una bolsa con un poco de comida y dinero, yo le agradecí mucho y me fui a tomar el bus. Ya quería volver a mi puente, extrañaba tanto mi rincón y mi caja. Al menos ahí me siento segura.

Ya era muy tarde cuando llegué al puente. Estaba tan feliz por lo que ha sucedido en estos dos días, no puedo evitar pensar en lo afortunada que soy. Número uno ayer y hoy desayuné, cosa que nuca había hecho dos días seguidos. También ayer cuando me metí al basurero encontré muy rica comida cosa que no sucede nunca y hoy cenaré donas. Numero dos: conocí a muchas muy buenas personas, lo que menos me gusta de la calle es que pasan meses sin que hables con las personas, es cuando más duele la soledad. Pero no pensaré en cosas tristes, no puedo ser malagradecida, hoy tengo muchas cosas que agradecer a Dios. Saqué la cobija y metí a mi caja, siempre la dejó guardada atrás del basurero, así nadie se la lleva. Solo uso mi caja en los días que está haciendo mucho frío como hoy. Al parecer no podré dormir está noche, por el frío. Lo más probable es que si me duermo, no despierto. Saqué mi vieja copia de cumbres borrascosas, me lo regalo Ángela. Extraño mucho las escuela, siempre quise volver. Espero un día poder terminarla, esa es mi única meta. Graduarme de preparatoria.

No podía leer por lo mucho que temblaba mi débil cuerpo, odio ser tan débil. Mejor opté por comer mis donas, un poco de comida siempre ayuda. Me enredé en mi delgada cobija y dejé una mano libre para comer. Estaba intentando pensar en mi lugar feliz cuando escuché unas risas muy fuertes acercarse. Demonios, deben de ser los drogadictos de la esquina. Algunas veces vienen a ver si tengo dinero, por lo general no tengo, así que nunca se llevan nada. Pero hoy si tenía y no iba a dejar que se lo llevarán. Es una pareja despiadada, ellos al menos tienen un cuarto donde dormir, aún así vienen cínicamente a robarme el poco dinero que consigo. Salí despacio y con mucho cuidado de mi caja y escondí el dinero en un pequeño hoyo en el basurero. Justó a tiempo por que los maleantes ya estaban aquí.

—Mira James, ya viste a quien tenemos aquí. — dijo Victoria.

—Pequeña Bella, que sorpresa encontrarte aquí— me dijo sarcásticamente.

—Perdona que vengamos a tú casa— dijo Victoria riéndose. —Pero ayer no estabas, así que debiste haber conseguido un buen trabajo o ¿no?

—No, fui a buscar trabajo y no me lo dieron y se me acabó el dinero, no pude regresar hasta hoy, me vine caminando por eso tarde tanto— mentí rogándole al cielo que se lo creyeran y me dejaran en paz. Aunque yo sabía que eso no iba a pasar, me iban a golpear por no darles dinero e iban a regresar en un mes.

—Que egoísta persona eres Isabella— me dijo James dándome una bofetada. Me la dio con tanta fuerza que caí al piso del impacto. —No quieres compartir tú dinero con los necesitados. Dime que sentirías tú si estuvieras en esta situación y yo no te quisiera ayudar— me dijo jalándome del cabello. Me jaló tan fuerte que me hizo voltear mi cabeza, para ver directo a sus horribles ojos. Yo estaba llorando del dolor, pero nunca grito, eso siempre lo empeora —Contéstame maldita sea— gritó, jalando con mas fuerza.

—Me sentiría muy mal. Pero no tengo dinero— le respondí entre lágrimas.

—Maldita limosnera. Solo sirves para contaminar el planeta— me dijo Victoria pateándome en las costillas. —Te doy una última oportunidad, dame lo que tengas— me gritó.

—No tengo nada— le dije luchando por un poco de aire. Ella me volvió a patear en mis costillas, no pude evitar soltar un grito de dolor, esto la enfureció mas. Así que por mientras ella me pateaba, James me dobló tanto mi mano que creo que me la rompió. Yo solo podía rezarle a Dios por que acabara pronto.

—Larguémonos de aquí, baby. Huele asqueroso— dijo James arrojándome al piso. Mi frente se estrelló contra la orilla de la acera, creo que empezó a sangrar. Estaba haciendo tanto frío que no podía sentir muy bien los golpes. Gracias a Dios, si no se que el dolor sería insoportable. —Tienes suerte de que esta noche nos vayamos de la ciudad, si no mañana vendría por mi dinero. Pero no creas que no la haré, solo tendrás que esperar más por nosotros. Nos extrañas pequeña Bella— dijo antes de irse.

Me quedé tirada en la calle hasta que estuve segura de que se habían ido, me arrastré a mi caja y me cubrí con mi cobija destrozada, mientras Victoria esculcaba mis cosas la rompió. Empecé a rezar por que no volverían, espero que lo que dijo James del viaje haya sido cierto. No podría soportar otra paliza mañana. Estaba muy agotada para no quedarme dormida, me dormí soñando en ser una persona normal, con una hermosa familia. Soñé con una escena hermosa: René, Charlie y yo en navidad, reunidos junto al árbol de navidad. Esperando por abrir los regalos. Esto era lo único que podía hacer, soñar con otra vida para no sentir tanto dolor.
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Llegué al club a las 10:00, no iba a venir, pero Emmett amenazó con hacerle algo a mi hermoso auto. Y conociendo a Emmett, no dudaría ni un segundo en cumplir su promesa. Así que aquí estaba, sentado en un sillón con Jasper y con Alice, sabía que era cuestión de tiempo para que hablaran sobre el incidente de anoche, aunque creo que me haría bien hablarlo, pues todo el día eh pensado en eso.

—Yo se que lo quieres decir Edward. — me dijo Alice jugando a la "psíquica" como siempre.

—Y según tú, ¿Qué es lo que quiero decir?— le pregunté burlándome.

—No te burles Edward, es verdad. Quieres admitir que fuiste un idiota por portarte así con Bella. — ¿Bella? Como sabe su nombre.

— ¿Bella? ¿Cómo demonios sabes su nombre Alice?— le dije enojado, no quiero que mi hermana menor se relacione con ese tipo de gente. —No me digas que estuviste yendo otra vez a ese centro comunitario.

—Edward, no le grites a Alice— me dijo Jasper. —Nos topamos a Bella en una tienda, Alice tenía sed. Fue una coincidencia que nos la topáramos— viendo a Alice a los ojos sabía que no podía ser coincidencia. Ella calcula cada movimiento.

—Bien— le dije más tranquilo. Pero estaba molesto, molesto por que me moría de ganas de saber como estaba Bella. —Y ¿Cómo esta Bella?— les pregunté sin pensarlo, Alice sonrió como si hubiera ido una semana de compras a Paris.

—Así que Bella, ¿Ya no la basurera?— ¿Qué demonios pasa conmigo hoy?

—Creí que preferirías que la llamara por su nombre— me excusé.

—Si claro. Admítelo Edward, estas arrepentido. Por primera vez en tú perfecta vida cometiste un error. — dijo sarcásticamente. —Lo peor de todo es que para ella ni siquiera fue un error, está tan acostumbrada a que la maltraten. — no se por que, pero eso me dio dolor. Demonios Cullen, compórtate. No te puedes sentir así por una simple basurera.

—No es una basurera, Edward.— dijo Jasper como si hubiera leído mi mente. —Es una persona que estaba tan desesperada por un poco de comida que se metió a un bote de basura a comer lo que encontrara.

—Yo no tengo la culpa de eso— le dije en una voz elevada.

—Tal vez tú no tienes la culpa de que esté en esa situación, pero tú si tienes la culpa de que la traten como si no fuera una persona. Por gente como tú que las desprecia por el simple hecho de no tener la suerte de tener un lugar donde dormir o un plato de comida en la mesa— me iba a defender pero en ese momento llegó Emmett.

—Eddie, me da gustó que decidieras acompañarnos— me dijo sonriente como siempre, gruñí ante el estúpido sobrenombre que me puso. Decidí dejar la conversación para después, hace mucho que no veo a mi hermano y me tengo que poner al corriente. Me levanté a saludarlo a él y a su esposa Rosalie.

— ¿Por qué ayer te fuiste tan rápido Edward?— me preguntó Rose. — No nos pudiste contar de tus planes ahora que regresas a Seattle— me reclamó.

—Lo siento, tuve unos cuantos inconvenientes— le respondí viendo de reojo a Jasper, me extraña que no le haya contado. —Pero lo importante es que estoy aquí, así que cuéntenme. ¿Cuándo voy a tener la fortuna de ser tío?— les pregunté. Sus caras inmediatamente cayeron.

—Lo estamos intentando, el doctor piensa que con esté tratamiento por fin podré embarazarme— me dijo Rose esperanzada. —Esperemos que pronto.

—Estoy segurao que sí, bebé— la consoló Emmett. La verdad es que envidiaba el amor que se tienen Emmett y Rosalie o Jasper y Alice. A pesar de que me encantan las mujeres y nunca podría tener solo una, a veces tenía la esperanza de enamorarme y formar una familia. Pensé que con Tanya lo haría, al menos por apariencias, pero no resulto muy bien que digamos.

—Cambiando de tema eh oído que te retiras Emmett— le preguntó Jasper. Emmett es un jugador de los Seahawks, el mejor equipo de futbol americano. Esté año ganaron el super tazón. Y estoy seguro que el próximo también lo ganarán.

—Así es, acabo de firmar mi último contrato. 3 años más y estoy fuera— le respondió. —Rose y yo volveremos a Inglaterra a criar a nuestros hijos. Hablando de eso, ¿Por cuánto tiempo te piensas quedar en Seattle?— nuestra familia es de aquí de Seattle, pero mis hermanos y yo estudiamos en Inglaterra. En la facultad de medicina de Oxford, conocí a Jasper. Yo estaba estudiando mi segunda especialidad en medicina farmacológica y él estaba estudiando su especialidad en psiquiatría. Cuando fui a un fiesta con él, llevé a Alice conmigo eh inmediatamente hicieron click. Me alegro saber que mi mejor amigo es el prometido de mi hermana menor, se que en mejores manos no puede estar.

—No lo sé, papá me comentó que se quería retirar. Así que me parece que me quedaré aquí permanentemente. Aunque también me gustaría expandir la empresa de Inglaterra.— quería abrir un hospital.

—No hablemos de negocios aquí por favor. Es muy aburrido— se quejó Alice. Seguimos conversando de cosas sin importancia, pero muy divertidas. La verdad es que extrañaba mucho a mi familia. Me alegró que Emmett me haya obligado a venir. Al final fui el primero en retirarse, estaba un poco cansado y quería dormir bien para las reuniones de mañana.

La reunión con mis hermanos fue muy agradable, excepto por una cosa. Nunca dejé de pensar en ella. En los hermosos ojos de Bella. Mañana me tendré que ocupar de eso.

viernes, 2 de abril de 2010

Capitulo 1: Una triste confusión.




¡¡Yay!!

Creé un blog alterno, por si tengo problemas en FF.net. Así que disfruten ^^



Disclaimer: los personajes pertenecen a S.M.

Summary: Bella es indigente, vive en la calle. El Dr. Edward Cullen, es el hijo del Dr. Carlisle Cullen, dueño de la compañía farmacéutica más importante a nivel mundial. Edward se muda a Seattle para hacerse cargo de está, ahí conocerá a Bella quien le enseñará que las cosas más importantes no las compra el dinero.

La vida debajo del puente.

Una triste confusión

¡Mi Dios! Creo que me quedé dormida. Me levanté rápidamente del suelo y doblé mi cobija. Es difícil saber la hora cuando vives en la calle. Tu reloj es: sol de día y luna de noche. No es que me quejé, con el tiempo he aprendido a identificar algunas veces la hora, especialmente en la tarde. Pero, en la mañana es imposible saberla con certeza. La mayoría del tiempo no me importa saber la hora, las horas no hacen ninguna diferencia en mi rutina. Pero, hoy es el desayuno mensual en la iglesia. Así que tengo que llegar temprano si quiero aspirar por un plato de comida. Guardé mi cobija en mi mochila y corrí. Me caí como tres veces camino al asilo, desgraciadamente mis pies, y yo no nos entendemos muy bien.

Sonreí al darme cuenta que aún estaba abierto —Bueno días, Bella— me saludó Ángela amablemente, como siempre. Ella es una de las voluntarias en la iglesia, ellos ayudan a gente como yo. Que no tenemos nada. Ángela y yo, hemos formado una "amistad", por así decirlo. Digamos que ella es una de las pocas personas que no le da miedo o asco acercarse a mí.

—Hola, Ángela— le devolví el saludo muy feliz. Después de todo hoy iba a tener un muy buen desayuno.

—Por un momento me asusté. Creí que no ibas a venir— me dijo un poco preocupada.

—Es que me quedé dormida, ayer en la noche trabajé limpiando unos escombros. Estaba un poco cansada, creo que por eso, me quedé dormida. Pero me pagaron bien, así que no me quejo— sonreí al recordar que ayer tuve la suerte de encontrar un pequeño trabajo. Esos cinco dólares definitivamente me iban a salvar por esta semana.

—Me alegro. Pasa antes de que se acaben los platos. En cuanto termine aquí, seguimos con nuestra platica — me apresuré a formarme en la larga línea, aunque no me importa esperar. No es como si tuviera otro lugar a donde ir. Después de aproximadamente una hora, me dieron un plato con mucha comida y una botella de jugo. Se me hizo agua la boca de tan solo verlo. Hace un mes exactamente que no como una comida completa. Últimamente las cosas en la calle han sido más difíciles.

Me senté en una de la mesas en la esquina y empecé a devorar mi plato. La gran ventaja de estos comedores, es que no importa si no tienes modales. Y no es que coma como un animal, pero después de no haber comido en dos días, es difícil mantener la compostura. Ángela llegó cuando estaba terminando.

— ¿Disfrutaste la comida? — me preguntó.

—Sí— le dije terminando mi último bocado —Estuvo muy rica. Son los huevos más ricos que he probado en toda mi vida— y no estaba exagerando, sabían a gloria.

—Creo que estas exagerando un poco.— se rió —Pero bueno, te tengo una buena noticia.— me contó son una gran sonrisa en su cara.

— ¿Buena noticia? — le cuestioné confundida.

—Sí. Hace unos días, una compañera de la universidad me comentó que su mamá necesita una persona que la ayude con la limpieza. Yo le dije que tengo una amiga que es muy buena haciendo las labores domésticas. Me dijo que fueras esta tarde. Si te parece claro. — esté día solo se pone mejor.

— ¿En verdad? No estas jugando conmigo— ella solo se rió y negó con la cabeza. —Claro que quiero. — le grité emocionada.

—Espero que te den el trabajo. — me deseó mientras me apuntaba la dirección. —Si tomas el bus 18 me parece que llegas más rápido.

—Muchas gracias, Ángela. No tengo forma de pagarte. — la verdad es que nadie hacia cosas así por mí. Me alegró de conocer a Ángela y ser su amiga.

—No tienes nada que agradecer, lo hago de todo corazón. — me habló sinceramente.

Platicamos un poco más, ella me contó unas cosas sobre su prometido y después me fui para tomar el bus. Camino a la casa de la señora, recordé que mi ropa no es muy adecuada para pedir trabajo. Estoy vestida con un vaquero, completamente roto de las rodillas, por mis caídas. Y una sudadera negra. No podía presentarme así. Así que descontando los 75¢ del bus, me quedaban cuatro dólares. Es lo único que tengo, pero necesito comprar una blusa, al menos. Creo que no tengo otra opción.

Compraré la blusa, necesito este trabajo. Fui rápidamente a la tienda de "la gente de buena voluntad", me compré la primera y más barata blusa, que encontré. Me cambié ahí mismo, me lavé un poco la cara, la empleada se compadeció de mí. Traté de acomodarme mi desesperado cabello. Después de eso, por fin fui a la parada de autobús.

Duré mucho tiempo en llegar a la casa, ya estaba atardeciendo. Lo bueno es que no me fue difícil encontrar la casa, era muy grande y hermosa, espero que si me den el trabajo. Reuní todo mi valor y subí las escaleras del porche. Toqué el timbre.

—Buenos tardes— me recibió una señora muy bonita, se ve que ya estaba en sus 40 años, pero aún así tiene un hermoso cuerpo — ¿Qué puedo hacer por ti? — me preguntó amablemente.

—Buenas tardes. Soy Isabella— le contesté tímidamente —Mi amiga Ángela, es amiga de su hija. Ella me dijo que me podían dar trabajo, quiero decirle que soy muy buena en mi trabajo y muy dedicada.

—Oh… ¿Tú eres Isabella? — dijo recorriendo todo mi cuerpo con sus ojos. —Disculpa, creí que venías del centro de asistencia. Lamento la confusión, pero no necesito por el momento a nadie más. Si me disculpas— me cerró literalmente la puerta en la cara. Así que, ¿Si venía a pedirle comida si me la daría, pero si quiero trabajar para ganármela no? Algunas veces la gente puede ser tan hipócrita.

Suspiré decepcionada. A pesar de que ya estoy acostumbrada a los desplantes de la gente, algunas veces todavía me sorprende lo crueles que son algunas personas. Me limpié la solitaria lágrima que rodó por mi mejilla. No puedo creer que haya gastado lo único que tenía para comprarme esta estúpida blusa, ahora ni siquiera tengo dinero para tomar el bus de vuelta a mi calle. Creo que mejor empiezo a caminar, tengo que buscar un lugar donde dormir, y con suerte pueda que consiga un poco de dinero.

¡Vamos, Bella! Lo último que se pierde es la esperanza. Traté de animarme.

Busqué en varias partes trabajo, ya que tenía que aprovechar la oportunidad de "estar limpia". Pero, desgraciadamente en cuanto mencionas que no tienes dirección o teléfono, te descartan completamente. Nunca se las ha ocurrido que tal vez, si me dieran una oportunidad podría llenar esos espacios en blanco. La gente es tan cerrada y egoísta a veces.

Ya esta anocheciendo, será mejor que encuentre un lugar para dormir. No conocía muy bien esta zona. Así que no se cual sea el sitio más seguro para dormir. Fui distraída de mi búsqueda por un delicioso olor, mi estómago hizo un sonido con el solo olor. Tengo tanta hambre. Busqué la fuente del olor, era un restaurant, se ve que es realmente caro, ni en mis mejores sueños aspiraría a pagarlo. Tal ves, si pido las sobras de comida me las den. Digo, la gente con dinero puede ser muy malagradecida a veces. En algunas ocasiones, me eh encontrado comidas enteras en la basura. Debe de ser de gente que la devolvió al cocinero o algo. Creo que será mejor si revisó el bote de basura primero, ya que lo más probable es que me corran antes de que me den oportunidad de pedirles algo. Realmente odio excavar en los basureros, pero tengo mucha hambre, hoy ha sido un día muy agotador, necesito algo para llenar mi estómago. Reuní un poco de valor y me trepé al bote. Adiós ropa limpia, esperó que haya algo que pueda comer. Y si valió la pena, encontré unos restos de dedos de queso y una hamburguesa completa. Como lo dije, alguna gente desperdicia la comida como si fuera gratis. Mi gran manjar fue interrumpido por unos gritos, parece que son una pareja.

—No puedo creer que me hayas humillado de esa manera enfrente de mis amigos— gritaba un hombre muy enojado.

—Pues créeme que tú me has humillado muchas más veces, y no solo enfrente de mis amigos, sino de mi familia también. — le respondió una mujer, que por lo visto también estaba muy molesta. Creo que será mejor esperarme a que ellos se vayan antes de que salga, no es que me guste estar mucho aquí, pero ya es muy humillante el hecho por sí solo de buscar comida en un basurero, ahora con personas viéndote es todavía más.

—No entiendo que quieres de mi Tanya, te he dicho una y mil veces como soy. No creo que en verdad hayas pensado que iba a cambiar por ti, ¿Verdad? — se escuchó un pequeño golpe después de eso.

—Eres un patán, engreído Edward. Sabes que, me alegra tanto que te mudes aquí, así no tendré que verte nunca más en mi vida. Búscate a otra idiota que te aguante más humillaciones. Me voy — gritó furiosa la mujer.

—Por fin, la verdad es que ya me estabas aburriendo— se podía oír el cinismo en su voz —Te mandaré tus cosas mañana, siéntete libre de elegir el hotel que quieras y me mandas la factura, amor.

—Quédate con tu dinero. Y deseo que tú y el sean muy felices. Por que al final te vas a quedar solo. — creo que oí sus pasos alejarse.

—Maldición— gritó el pateando el basurero. Eso me asustó un poco, así que por mi reflejo salí de ahí. Claro que siendo la torpe que soy, me caí al intentar bajarme. Él hombre, que me imaginó era el de la pelea, se quedó viéndome en shock. Yo me quedé sin aire en cuanto lo vi, era realmente hermoso. Es alto, de tez blanca pálida, tiene el cabello más hermoso que he visto, es color bronce y esta un poco despeinado. Se ve que es una persona de mucho dinero, estaba vestido con lo que parece un costoso traje. Parece un dios griego. —¿Qué demonios estas haciendo ahí y quién eres? — alzó la voz muy enojado. Esto me asustó todavía más.

—Y-yo… ssolo— no me dejó terminar.

— ¿Me estabas espiando, verdad? — me jaló muy bruscamente del brazo. — ¿Creíste que ibas a poder robarme por que salí sin mi seguridad? — sus preguntas realmente no tenían ningún sentido para mí.

—No señor, claro que no— le respondí rápidamente.

— ¿Sabes qué? No me importa lo que me digas. De todas formas llamaré a la policía— me dijo apretándome más el brazo. — Yo realmente no entendía nada.

—Pero yo no he hecho nada— le repliqué tratando de zafarme de su agarre –Por favor, déjeme ir. Me está lastimando.

—Oh, claro que no te voy a dejar ir. Nadie se burla de Edward Cullen. — habló rechinando los diente.

—Edward— se oyó la voz de un hombre. —Suéltala. ¿Qué demonios está pasando, aquí? — le gritó. Él extraño le puso una mano en el hombro y él lentamente me soltó.

—Esta ladrona estaba escondida en el basurero, esperando para robarme. — le contestó.

—No es cierto. Yo nunca quise robarle. — me defendí.

—Vamos hermano, piensa lógicamente. No creo que ni siquiera lo haya pensado, eres mucho más grande que ella, además ella como sabía que ibas a salir a discutir con tu novia— me defendió el extraño, se volteó hacia mí y me sonrió —Lamento el comportamiento de Edward, él suele ser un poco temperamental. ¿Te importaría decirnos que estabas haciendo en el basurero?

— Si señor. — él me interrumpió.

—Me llamo Jasper-— me dijo el extraño. Yo asentí en señal de respuesta.

—Yo solo quería un poco de comida. Tenía mucha hambre, lo siento tanto— le dije viendo al piso.

—No tienes nada por que disculparte…?

—Bella— le respondí.

—Bella, me parece que Edward es él que debería decir algo— le dijo dándole una mirada de reproche.

— ¿Realmente piensas que le voy a pedir la culpa a una basurera? — no se por que, pero sus palabras realmente me hirieron. —No pienso perder ni un solo segundo más aquí. Me voy, dile a Alice que le llamó en la semana— antes de irse, sacó su cartera y él muy imbécil me arrojó un billete de 100 dólares al piso. Mis mejillas se enrojecieron rápidamente de coraje. —Eso es lo más cercano a una disculpa que vas a obtener de mí— agregó antes de caminar lejos.

Jasper suspiró y tomó el dinero –Discúlpalo, yo se que parece un persona sin sentimientos. Pero ha pasado por muchos cambios últimamente, esta un poco presionado. – estiró la mano con el dinero.

—Muchas gracias, señor. Pero no necesito dinero— la verdad prefiero morir de hambre antes de tomarlo. —Dígale a su amigo que se puede meter su dinero por el…

—Si, creo que se lo diré— dijo riéndose —Bien, entonces acepta el mío— buscó su cartera en el pantalón.

—Por favor no. Ya fue lo suficientemente humillante lo que sucedió, vamos a dejarlo así. — tomé mi morral y me lo colgué —Gracias por su ayuda – le dije antes de irme.

—No tienes nada que agradecer— creo que agregó algo más, yo solo quería alejarme de ahí y nunca volver.

No se cuanto corrí, pero lo hice hasta que mis pies ya no pudieron más. Me acosté en la banca de un parque que para esta hora ya estaba vacío. Lloré hasta quedarme dormida, no se porque razón, pero mi corazón estaba realmente destrozado.

A/N: Espero que hayan disfrutado el primer capitulo.

Love

Sally